5) Modelo de Victoria's Secret

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5) Modelo de Victoria's Secret


Derek:

Estaba en el baño, terminando de lavar mis dientes por duodécima vez, cuando escuché un estruendo en el salón que me puso alerta. Era el único en el departamento porque Alexa y Mack habían decido quedarse. Algo sobre que un tal Jonas las traía a casa me hizo por un mensaje de texto.

Como no había dormido bien las últimas noches me encontraba cansado y no quería seguir en el bar. También por cierta situación en la que no quería pensar demasiado relacionada con la boca de un chico rubio y la mía unidas.

Con cautela, y luego de dejar el cepillo de dientes en el lavabo, me desplacé hacia el salón. Era de madrugada, cualquier ruido parecía un estruendo, pero lo que oía seguro sería un escándalo también en el día.

Cuando escuché unas risotadas femeninas me calmé. Luego vi a Mack y Alexa intentando levantarse del suelo, donde se encontraban tiradas como una alfombra. La rubia alzó la vista y me vio.

—Yo estoy bien, casi no bebo —me informó —. Solo que ella cayó y se sujetó de mi vestido. Creo que bebió demasiado.

—Eso parece —reí.

—Derek —Alexa pareció salir de una especie de disociación en la que se encontraba y fue consiente de mi presencia —. No fuiste el único que ligaste hoy ¡Tengo el número de un chico!

—A ver si adivino. Se llama Jonas —bromeé acercándome a ella para ayudarla a ponerse en pie ya que Mack no parecía alguien muy capaz de hacerlo sin terminar en el suelo otra vez.

—Joder, lo has adivinado.

La tomé en brazos y la llevé hasta el sofá, donde la deposité.

—Oigan, voy al baño. Creo que esa copa me sentó... —comenzó a decir Mack y se cortó cuando hizo una arcada —...mal.

El silencio no se mantuvo por mucho tiempo, Alexa habló.

—Tendré una cita. Una cita.

—Pensé que no te gustaban los cambios.

—Ya que estamos prefiero que todo cambie al mismo tiempo —se descalzó los zapatos y cerró los ojos —. Por cierto, ¿qué tal te fue con Jonny? Yo diría que bien porque lo dejaste flechado.

Hablaba pausado, como si estuviese agotada o le costara hacer salir las palabras de su boca.

—¿Qué?

—Lo que escuchaste —dio unas palmaditas en el sofá, a su lado —. Siéntate.

Di media vuelta antes de dejarme caer sobre el sofá, manteniendo algo de distancia.

—Yo los miraba —murmuró muy bajito —. Solo hasta que le diste aquel beso. No me creía que eras gay. A ver, si que te creía, pero por algún motivo necesitaba verlo con mis propios ojos.

—¿Se te ocurre cual puede ser ese motivo?

—Creo que curiosidad.

—Ah, vale.

Una pausa.

—Te voy a decir algo, amigo.

—Dime.

—Te veías muy bien en el escenario hoy. Esto de la música es lo tuyo, como... como poner huevos es lo de las gallinas. Se te da bien.

Reí por lo bajo negando con la cabeza.

—Gracias,... amiga. Y bonita comparación.

Abrió los ojos de pronto, como si despertara de una pesadilla.

Todo es sobre tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora