20) Dos noticias, una mala y una buena

1.8K 235 7
                                    


1/3


20) Dos noticias, una mala y una buena


Alexa:


—Necesito ir al baño —comuniqué tirando del dobladillo de mi playera. No sabía que más hacer con mis manos y estas transpiraban sin parar. Tensa de cabeza a pies, volví a hablar —. Derek, ¿puedes mostrarme donde es?

Los segundos que tardó en contestar se me hicieron eternos. Nos miramos fijamente hasta que este se puso se pie y solo asintió con la cabeza, sin soltar ni una palabra. Exhalé despacio en tanto me dirigía a la escalera, intentando que no se notara el alivio que me había provocado que Derek no se hubiese negado.

A pesar de ello, subimos en fila india y anduvimos por los corredores como si estuviésemos en un museo o algo así: mirando cualquier cosa particular en nuestro camino y sin hablar en ningún momento. Pero debía hacerlo. Debía hacerlo porque yo no tenía ganas de ir al baño, porque esta visita guiada al retrete tenía un solo objetivo: aclarar las cosas con el castaño.

—Aquí está —señaló, aún dándome la espalda —. Entonces...Nos vemos abajo.

De forma rápida se dio la vuelta y pasó por mi lado, con su vista fija en las líneas de la madera que constituía el suelo.

—Derek —solté apresuradamente —. No te vayas todavía.

Se detuvo de golpe y por fin decidió mirarme a la cara.

—No creo que... —comenzó a decir rascándose la nuca con incomodidad —. No creo que te pueda ayudar con lo que sea que vayas a hacer a partir de ahora, Alexa.

— ¿Qué dices...? —inclinó su cabeza señalándo la puerta de baño.

¿Pensaba que le pediría ayuda para ir al baño o algo así?

— ¡No! —negué moviendo mis manos sin control en el aire —. No, no, no, no. No es nada de eso, no necesito ir al baño. Tampoco necesito ayuda con nada ahí dentro. Yo... quiero hablar... Contigo.

—Oh —dijo en un susurro alzando las cejas mientras se cruzaba de brazos —. Vale.

Como era evidente que él no estaba dispuesto a reducir la distancia entre nosotros, lo hice yo. Cuatro metros me parecían demasiado para charlar correctamente. Con cautela me moví hacia el castaño, quien se mantuvo muy quieto en su sitio, pendiente a cada uno de mis movimientos.

Me detuve cuando nos separaba solo un metro. Era suficiente.

—Quiero hablar sobre... sobre lo que pasó en la fiesta de Halloween —le conté.

Balbuceó unas cosas incomprensibles y terminó soltando un simple "Vale". Era claro que no obtendría por su parte más que respuestas cortas. Se le veía incomodísimo. Eso me hacía sentir fatal porque había sido yo la responsable de que pasáramos de sentirnos en confianza a sentirnos en tensión. Sin embargo, también me impulsó a continuar y explicarle mi comportamiento.

—Lo que pasó... Perdón. En serio lo siento muchísimo —suspiré afligida dirigiendo mis ojos al suelo —. No quería... Yo no debí hacerlo...

— ¿Lo sientes? —inquirió suavemente. Al alzar la vista, su ceño fruncido me confundió un poco. Parecía más molesto ahora que me estaba disculpando que cuando violé su espacio personal y lo besé.

—Sí —confirmé con inseguridad, ya no sabía si esta había sido la forma correcta de hacer las cosas. Quizás lo estaba presionando a perdonarme con esta charla y eso no le gustó —. Lo siento por besarte sin tu consentimiento. Sé que debió ser algo incómodo para ti, que no te gustan las chicas, y te pudo resultar incluso desagradable. Lo siento por no respetar tu espacio personal. Quería explicarte por qué lo hice aunque no lo justifique en lo absoluto.

Todo es sobre tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora