capitulo 8

28.3K 791 100
                                    

El lunes por la mañana llegó demasiado pronto para mi gusto. Y cuando entré en mi clase de inglés, descé que no hubiera llegado.

James se sentó al lado de mi mesa, como siempre, mirando su teléfono, sin darse cuenta del miedo que me producía. Un escalofrío me recorrió cuando me acerqué a mi asiento.

Sentí sus ojos en el momento en que llegué a su lado. Muy consciente de cada uno de mis movimientos, me senté y empecé a sacar de mi bolso las cosas para la clase, sin atreverme a encontrarme con su mirada.

-¿Por qué eres tan tímida ahora, Piggy? - dijo James, haciendo que me detuviera y lo mirara tímidamente. Mis mejillas se calentaron cuando nuestros ojos se encontraron. Su mirada era feroz y acusadora, y como siempre, me inmovilizaba en la sumisión.

-¿Qué pasó con la zorra que no podía mantener sus manos fuera de Lucas la otra noche?
Ahí estaba de nuevo. Zorra.

-Deja de llamarme así. No es...

-¿Por qué? ¿No fuiste tú quien dijo que podías ser una puta con cualquiera? -me cortó, apoyándose en el respaldo de su silla. Sus ojos recorrieron toda mi figura, y me retorcí cohibida.

Llevaba un top de rayas rosas y blancas metido por dentro de la falda vaquera azul lisa, que me llegaba justo por encima de las rodillas.

Nunca me había parecido mal el conjunto, pero bajo la mirada escrutadora de James, esperaba que no me hiciera parecer demasiado gorda.

-Mírate. Su mirada se clavó de nuevo en mí No me extraña que estés tan desesperada que quieras aprovecharte de mi amigo borracho.

Sus palabras fueron como un puñetazo.

-Para le supliqué. No quería aprovecharme de nadie. No es lo que piensas.

-¿Entonces qué es?

Mi boca se cerró. No me pareció buena idea contarle lo que Lucas y yo habíamos planeado.

James se burló cuando no dije nada, Si lo quieres tanto, ¿por qué acudir a Lucas? -Se sentó, una sonrisa arrogante apareció en sus labios, antes de inclinarse hacia mí.

No se detuvo hasta que nuestras caras estuvieron a pocos centímetros de distancia.

Mi cuerpo se congeló, pero mis sentidos se volvieron hiperactivos ante su proximidad. Un rastro de rica colonia mezclado con su propio aroma almizclado me rodeó.

Vi cómo se dilataban las pupilas de sus ojos oscuros cuando se movieron para escudriñar mi rostro, igual que la última vez en la fiesta. Su sonrisa disminuyó un poco cuando su mirada se dirigió a mis labios, permaneciendo allí más tiempo.

Noté que su altivez desaparecía y que algo más la sustituía, algo intenso.

Un maldito zoo revoloteaba en mi vientre, probablemente de miedo. Tenía que ser miedo. Mi piel ardía bajo sus ojos, apareciendo la piel de gallina por toda ella. No me cabía duda deque mi cara estaba en su punto más rojo.

-¿James?-susurré, asustada.

Una palabra fue suficiente para borrar la mirada aturdida de su rostro. En un instante, el brillo burlón de sus ojos volvió a aparecer, junto con esa sonrisa de regodeo.

Al ver esto, finalmente reaccioné y me aparté un poco, pero James me agarró un mechón de pelo del hombro y me volvió a tirar hacia él. Sabía que algo malicioso iba a venir.

-Si mi Peggy lo quiere tanto empezó James, con su aliento mentolado acariciando mi cara-, puede venir a mí. Se lo daré largo y tendido, tal y como quiere una zorra gorda como tú.

La Gran Keily<<<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora