capitulo 25

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James. James. James.

Él era todo lo que pululaba en mi mente, rozando la obsesión. ¿Era saludable pensar en una persona cada cinco minutos? Probablemente no. Pero no podía evitarlo.

La bomba que me había lanzado esta mañana me había dejado inquieta y excitada.

Te quiero a ti.

Me quiere a mí.

Cada vez que repetía su confesión en mi mente, las mariposas brotaban desde mi pecho hasta mi vientre. Me sentía como en una nube...

Pero entonces sus insultos y palabras crueles irrumpieron para hacerme volver a la realidad, y me recordaron lo mal que estaba nuestra situación. No podía simplemente levantarme y olvidar su horrible comportamiento.

Me había degradado, me había herido. Y una parte de mí-una parte no tan pequeña― era escéptica con respecto a él y a esta cosa entre nosotros.

-El entrenador nos está comiendo la cabeza con la temporada refunfuñó Lucas. Sé que el tipo respira fútbol, pero maldita sea, necesita calmarse.

Lucas se había cruzado conmigo de camino a la clase de cálculo, mientras yo soñaba despierta con su amigo. Ahora estábamos caminando juntos hacia el aula. Esperaba y temía ver a James allí.

Asentí ante las palabras de Lucas. -Ya hay mucha presión sobre vosotros por ganar.

Faltaban sólo un par de semanas para la temporada de fútbol, y dado que el juego era una religión aquí, podía imaginar el peso de la expectativa de todos en el equipo, especialmente de Lucas, ya que era el capitán.

Pero, por otra parte, el entrenador también podría tener su parte de carga para dirigir el equipo.

Me preguntaba cómo se sentiría James al respecto. Después de Lucas, era él a quien todos admiraban.

-Y esta vez es más jodido, porque los ojeadores vendrán a vernos. Mi beca universitaria depende de esta temporada. Lucas exhaló con fuerza..

-Martin me lo echa en cara cada vez, como si no perdiera el sueño por ello.

-Está bien estar nervioso, pero trata de no estresarte-dije, tratando de apaciguar a nuestro mariscal de campo. Lo más probable es que el entrenador esté perdiendo el sueño por ti también. Eres su favorito.

Sonrió antes de juguetear con sus dedos, un hábito, que había aprendido, cuando estaba agitado. Sólo estoy asustado. Mi futuro está en juego.

No sabía cómo responder. Ya era desconcertante jugar con tantos ojos puestos en ti, y que tu futuro se decidiera por tu rendimiento bajo toda esa presión podía ser definitivamente insoportable.

Yo había sido parte del público, y era consciente de las expectativas que yo, una persona a la que le importaba poco el juego alborotado, había puesto en nuestro equipo en el partido del viernes.

-No quiero arruinarlo. Una beca de fútbol es mi único billete para la educación superior. Lucas me miró, con la ansiedad y la incertidumbre rebosando en sus ojos.

-Es lo único que se me da bien. No me imagino haciendo otra cosa. Si no tengo éxito en ello, no tengo otros planes.

Era la primera vez que veía a Lucas tan vulnerable. No me había dado cuenta de que nos habíamos acercado tanto como para que compartiera sus inseguridades. Siempre había actuado tan suave y amigable.

Este asunto de los ojeadores le ponía de los

nervios.

Las universidades también eran una gran preocupación para mí, así que al menos pude empatizar con él en eso.

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