capítulo 11

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Me apresuré a ir al laboratorio de informática, temiendo internamente otro encuentro con James. Esta mañana había dejado muy claro que me odiaba. Bueno, el sentimiento era muy -mutuo, y también agotador.

Una parte importante de mi mente se dedicaba a idear formas de evitarlo, o a manejar mentalmente los insultos que me lanzaba cada vez que estábamos en la misma habitación, o simplemente a pensar en él en mi tiempo libre, incluso cuando no estaba allí para atormentarme.

Era agotador.

Cuando llegué al laboratorio, me acomodé en mi asiento y puse en marcha el ordenador que tenía delante.

El asiento de James junto al mío estaba vacío, pero no me proporcionó ningún alivio y sólo aumentó la anticipación de nuestro próximo encuentro. Era alarmante cómo se apoderaba de mis pensamientos.

Suspiré ante la ridiculez de todo, antes de toquetear el ordenador para pasar el rato.
Los asientos empezaron a llenarse, pero no había ni rastro de James. Pronto, la profesora apareció, y él todavía no estaba aquí. ¿Dónde estaba?

Probablemente comiendo las almas de cachorros indefensos. ~Me recordé a mí misma que en realidad estaba aliviada de que no hubiera aparecido. Cuantas menos interacciones tuviéramos, mejor.

La Sra. Green comenzó su clase y mi mente desordenada por fin tuvo algo en lo que concentrarse. Por primera vez, me sentí relajada en esta clase porque James no estaba respirando en mi cuello.

Cuando quedaban los últimos quince minutos, esperaba que la Sra. Green nos diera un pequeño proyecto relacionado con el tema de hoy, como siempre, pero en lugar de eso siguió con otra cosa.

-Todos vosotros vais a diseñar una página web empezó nuestra profesora, y un leve gemido surgió de la esquina. Miró al alumno con desprecio antes de reanudar.

-Obviamente, apenas hemos empezado con eltema. Sólo os pongo al corriente.

Diseñaréis y desarrollaréis una página web utilizando las herramientas que estudiamos y la entregaréis un mes antes del final del semestre. Para disminuir la carga de trabajo, todos trabajaréis en parejas.

No...

-Y tampoco penséis que podéis copiar y pegar el proyecto de Internet en el último momento.

-El tema principal de vuestro sitio web será dado por mí, y cada semana, estaré revisando vuestro progreso. Así que preparad vuestros discos o unidades de disco.

Gemí internamente, un gemido muy grande. No tenía ningún problema con el trabajo, pero asociarme con alguien era un gran dolor de cabeza.

Prefería trabajar sola porque me daba libertad para hacer las cosas a mi ritmo y como quisiera.

Dos cerebros estaban destinados a tener desacuerdos, y siendo la pusilánime que era, probablemente dejaría que la otra persona se saliera con la suya.

A continuación, la Sra. Green empezó a llamar a dos alumnos a la vez y les pidió que cogieran una hoja de papel de un montón que se había puesto boca abajo, ocultando el texto.

Los papeles tenían escritos los temas de los sitios web. Cuando llamó a la tercera pareja, me di cuenta de que nos asignaba parejas según nuestra disposición de asientos.

Mi suerte no puede ser tan mala.

Inmediatamente, empecé a contar los estudiantes que tenía delante, esperando desesperadamente que no me tocara James. No podría soportar trabajar con él durante casi todo un semestre. No, nunca.

Sin embargo, resultó que mi suerte era realmente mala. Lo conté tres veces, y cada vez, me caí incluso con el asiento vacío a mi lado.

El único consuelo que podía darme era que tal vez la señora Green me encontraría otro compañero, dado que James estaba ausente.
-Keily, casi todos los estudiantes antes que tú me han pedido que les cambie de pareja. Los rechacé a todos, y te rechazo a ti también.

-Lo entiendo. James no es muy brillante en la codificación, y tal vez por eso no lo quieres. Pero será una buena oportunidad para que aprenda trabajando contigo.

-Considéralo como una ayuda a tu compañero. -No era mi trabajo hacer que ese diablo aprendiera. No te preocupes por tu nota. Me aseguraré de que no la baje añadió. ¿Satisfecha?

No.

-Ahora, elige una hoja.

Disimulando mi mueca, saqué una hoja de la pila que había sobre su mesa. Nuestro tema era el diseño de una página web para una cafetería que mostrara el menú y permitiera hacer pedidos. Qué pena.

Me dejé caer en mi asiento cuando volví. Mis ojos se dirigieron al papel apretado entre mis dedos. Fruncí el ceño, maldiciendo al universo entero haberme arroiado a las carras del

La Gran Keily<<<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora