2. I n t e r v i e w

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—¿Y, qué tal? —habló Vegas después de haber estacionado su auto frente al edificio en el que su novio vivía.

—¿Qué tal? —repitió confundido.

—Sobre mi familia, espero que no te hayan incómodado con su interrogatorio.

—¡Ah! No, para nada —mintió —me agradaron muchísimo.

Vegas lo miró con una sonrisa y se acercó a él para besar sus labios con suavidad, beso al que Tay no se negó.

—Hasta mañana —susurró entre sus labios.

Tay asintió y salió del vehículo, caminó hacia el interior del edificio no sin antes girarse hacia Vegas y despedirse con la mano.

Mientras se dirigía hacia el ascensor su mente no dejaba de reproducir los recuerdos de los acontecimientos de esa tarde. Si bien al principio su suegro y cuñado se portaron muy amables con él, se dió cuenta de que él no les agradó por completo, no era un tonto para no darse cuenta de las miradas que le daban, de las veces que hicieron un comentario sobre alguna otra persona haciendo énfasis en cómo ellas sí tenían el mismo nivel social. Tal vez no lo dijeron directamente, pero él sabía que jamás podría alcanzar ese nivel para obtener su aprobación, y le sorprendía que eso le importara bastante, tener la aprobación de la familia de Vegas también era algo muy importante para él después de todo ya que amaba con locura a Vegas y se veía junto a él en su futuro, él era su lugar seguro y siempre está para él cuando lo necesita.

Ni siquiera se fijó en qué momento salió del ascensor y entró a su pequeño apartamento.

—¡Hey! Llegas temprano —dijo Porsche interrumpiendo sus pensamientos.

—Hola —respondió en un suspiro.

—¿Está todo bien? —cuestionó luego de haber analizado el rostro de Tay, fijándose de que parecía desanimado.

El contrario no respondió y simplemente caminó arrastrando los pies hacia el sofá en donde estaba recostado Porsche y también se dejó caer sobre el.

—¿Cómo te fué?

—No les gusté.

—¿Cómo? ¿Pero por qué? ¿Te dijeron algo?

—No hizo falta, pude darme cuenta yo mismo.

—¿A qué te refieres?

Tay soltó otro suspiro y lo miró.

—Sé que no les gusté —dijo en voz baja para después bajar la mirada —lo primero que hicieron cuando estuve frente a ellos fué mirarme la ropa, me dí cuenta de las miradas que me daban cada vez que hacía algo tan simple como comer o caminar, hablaban sobre cosas que yo no entendía "cosas de millonarios" como ir todos los jueves al maldito club deportivo a jugar golf, o ir al hipódromo a ver caballos correr.

—Tay...

—Y lo peor de todo es que Vegas les seguía la corriente.

—No es que les haya seguido la corriente, es algo normal en la vida de él.

—Lo sé —respondió y volvió a mirarlo —es sólo que creí que él se daría cuenta de lo incómodo que me sentía y haría algo al respecto.

Porsche se quedó en silencio, dejándolo continuar.

—Me sentí tan, desubicado. Hablaban sobre cosas que yo no comprendía, sobre personas a las que todos parecen conocer excepto yo, lanzaban comentarios indirectos sobre cómo yo no estoy a su mismo nivel.

—¿No intentaron conocerte, al menos?

—Por supuesto que me hicieron un interrogatorio, sobre cómo vivo y cuál es mi trabajo, nunca sobre las cosas que me gustan o contar anécdotas divertidas sobre Vegas, cualquier tema tenía que ver con el dinero.

H e a t h e rDonde viven las historias. Descúbrelo ahora