7. W a r n i n g

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Después de conversar un rato y aclarar sus asuntos, Tay salió de la oficina contento, pero su sonrisa desapareció en cuanto vió a Pete sentado sobre un sofá en la sala de espera en una posición que irradiaba distinción mientras leía unos documentos que tenía en sus manos. Se quedó observándolo por unos segundos, sus manos hacían movimientos tan delicados cuando cambiaba de página, sus rosados labios se movían ligeramente mientras leía en silencio, incluso sus largas y rizadas pestañas se movían con elegancia al pestañear.

Como si lo hubiera llamado, Pete levantó la vista y sus miradas se encontraron. El chico se puso de pie y caminó hacia Tay mostrando una ligera sonrisa.

—¿Ya está todo bien? —preguntó con amabilidad.

—Mejor que nunca —presumió —pero cómo...

—Vegas lo mencionó, pero no te preocupes, no dió detalles.

—Como sea, nuestra relación está estable como siempre, muy sólida.

—Me alegro.

—Sí, no creo que haya alguien capaz de arruinarlo —insinuó.

—Ah... ojalá que no.

—Es una pérdida de tiempo siquiera intentarlo.

Pete soltó una risa fingida y ladeó un poco la cabeza sin dejar de mirarlo, su mirada cambió repentinamente de una amigable a una amenazante, y Tay tembló ante el notable cambio de personalidad.

—No comprendo porqué me lo dices, te aseguro que si alguien quisiera interferir en tu... Relación, ya lo habrían hecho.

—Tal vez quieran hacerlo disimuladamente.

—No veo porqué, sería muy sencillo hacerlo —respondió con una sonrisa burlona.

—Tu máscara está empezando a caerse.

—No sabía que tenía puesta una —se encogió de hombros —no te culpo si me ves como una amenaza, puedo serlo sin siquiera intentarlo.

Tay no sabía cómo responder, la penetrante mirada de Pete comenzaba a intimidarlo y no quería quedar en ridículo al hablar y tartamudear frente a él, eso le haría saber que es un blanco fácil.

Pete le dió una última mirada de pies a cabeza y pasó junto a él en dirección a la oficina de Vegas, su aroma a cítricos se impregnó en su nariz, algo que sin duda jamás olvidaría.










En varias ocasiones, de hecho en muchísimas, Pete escuchó a su padre hablar sobre los Theerapanyakul pero sobre todo del hijo de su tan apreciado amigo, el señor siempre mencionaba lo inteligente y exitoso que era el muchacho, que era un joven muy hábil y capaz. Antes pensaba que lo hacía para hecharle en cara que ese muchacho si estaba cumpliendo sus deberes como primogénito y que él no, aunque no podía culparlo ya que su mismo padre le dió la libertad de hacer lo que él quisiera mientras su tiempo aún no llegaba, y entonces aprovechó hacer todo aquello que sabría que después de tomar el puesto de presidencia no podría hacer, al menos no de la misma manera.

Tenía que admitir que escuchar a su padre elogiar a otro chico todo el tiempo lo hizo sentirse despreciado y un poco envidioso, por lo que cuando le informó que finalmente lo presentaría a esa familia ni siquiera se negó en absoluto porque en su interior deseaba con ansias conocer al muchacho perfecto que su padre siempre le describía, y cuando lo tuvo frente a él, vaya que se tragó sus palabras. Vegas había resultado ser exactamente lo que le habían descrito: era amigable, respetuoso y muy entretenido, aunque omitieron el hecho de que también era demasiado apuesto.

"No hay menor duda de que ustedes tienen química" Le había dicho su padre mientras iban en el auto de regreso a casa después de la cena en casa de su amigo, era más que obvio que ambos se habían llevado super bien desde el principio, esa misma noche Vegas le dió un recorrido por toda su casa la cual le pareció preciosa, le platicó sobre la yegua familiar y cuánto la adoraban (incluso lo invitó al hipódromo, aunque se podría decir que fué un poco insistente).

Luego pasaron toda una semana juntos porque Vegas estaba guiándolo sobre su proceso de incorporación al negocio, que si bien ya tenía las bases, necesitaba a alguien que le explicara todo a detalle y Vegas no se apartó de él ni un solo minuto. Todos los días almorzaban juntos e inmediatamente se les hizo costumbre llevarle un café al otro por las mañanas, como si llevaran años siendo grandes amigos como sus padres a pesar de que a penas había pasado una semana y media desde que se conocieron.

—¿Te hice esperar mucho tiempo? —preguntó Vegas en cuanto Pete puso un pie en su oficina.

—Para nada, creí que era yo quien te estaba haciendo esperar, encontré a tu novio allá afuera y lo saludé.

La primera decepción que se llevó de Vegas fué en el momento en que Macao presentó al chico mal arreglado como la pareja de Vegas, jamás imaginó que él estaría en una relación con alguien y peor aún, con ese chico, lo primero que pensó cuando lo vió fué que era un empleado de la familia o del hipódromo al menos.

—Ah... Si, jamás había venido aquí así que me sorprendió bastante.

—Ya veo —dijo tomando asiento frente a él —¿Ya está mejor todo?

—Sí —sonrió —se disculpó y pudimos solucionar las cosas, sabes, él jamás tomó la iniciativa en algo así que ésta vez realmente me sorprendió.

—Ese es un gesto muy lindo —sonrió de vuelta.

—Eso creo.

—¿Cuánto tiempo llevan juntos? Si no es grosero de mi parte preguntar.

Vegas negó con la cabeza y bajó la vista al suelo.

—Un año.

—¿Un año? —repitió sorprendido —pero Macao me dijo que a penas el fin de semana pasado lo conocieron.

—Si, es que... Aún no sentía que fuera el momento perfecto para llevarlo a casa y cuando finalmente creí que sí, no resultó como esperaba.

Pete lo observó un par de segundos.

—Lamento escuchar eso, creo que es cuestión de tiempo para que se adapte a tu familia.

—No creo que suceda, él ya no quiere convivir con ellos porque se siente fuera de lugar.

—Sé que puede ser difícil encajar en un ambiente totalmente diferente al que está acostumbrado, pero si lo sigue intentando estoy seguro de que toda tu familia lo va a adorar.

—Tay es un poco complicado de adaptarse, le cuesta acostumbrarse a lo nuevo —levantó la vista y lo miró fijamente con una sonrisa ligera —¡En cambio tú! No tienes problemas con eso y créeme que lo encuentro maravilloso, a cualquier lugar que vas le agradas a todos, transmites una energía que te hace sentir tan cómodo y... Y nos contagias tu buena vibra.

Pete sintió algo como una especie de chispa encendiendose dentro de él, como cuando intentas encender fuego haciendo fricción entre dos rocas y al principio lo único que salen son pequeñas chispitas de fuego. Minutos antes había jugado con la mente de Tay haciéndole creer que estaba interesado en Vegas cuando en realidad simplemente sentía atracción física, le gustaba su apariencia y ya, no es que estuviera ciego para no ver la increíble belleza que Vegas poseía, pero no sentía una atracción de algo más allá...





Sólo esperaba que esas chispitas no se convirtieran en fuego.


H e a t h e rDonde viven las historias. Descúbrelo ahora