17. N e w s

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Ya había transcurrido una semana desde que Vegas y Pete no se veían, por supuesto que habían vuelto al trabajo, pero nuevamente cada uno trabajando por su lado y Pete le hacia llegar su trabajo a Vegas por medio de su asistente.

Dile que no estoy disponible, le había dicho a Porsche para que le indicara cada vez que él quisiera contactarlo. 

El moreno obviamente tenía una enorme curiosidad por saber lo que había ocurrido en ese viaje pero solo un loco sería capaz de preguntarle directamente a Pete, además se había jurado a si mismo no interferir en esos asuntos.

—Necesito que reprogrames la reunión con el arquitecto para el día lunes, también necesito reunirme con la junta directiva del hotel para organizar la celebración de aniversario.

—Por supuesto.

—También necesito la lista de invitados.

—Te la enviaré por correo electrónico.

—Perfecto, me iré entonces —dijo Pete mientras se ponía de pie y acomodaba su delicado traje.

—¿Tienes una cita? —preguntó con diversión.

—No una romántica.

—Ah —respondió fingiendo desilusión.

—Creo que te conseguiré un novio, así puedes dejar de molestarme a mi.

—Que sea uno millonario, por favor, no creo soportar otra relación con uno pobre.

—Mi círculo social no conoce la palabra pobreza.

—Hecho entonces.

Ambos rieron para después salir de la oficina juntos.

El padre de Pete lo había citado en un restaurante exclusivo para gente de la alta sociedad, eso significaba que vería a muchas caras conocidas: amigos de su padre y sus hijos a quienes posiblemente no recordaría aunque le contaran cientos de anécdotas sobre ellos. Ni siquiera sabía el motivo de la invitación pero jamás podía negarse a las peticiones de su padre por lo que en cuestión de minutos se encontraba en la recepción del lugar, esperando a que uno de los empleados llegara por él para guiarlo hasta la mesa en donde se encontraba él.

—Señor Phongsakorn —saludó una mujer extremadamente hermosa y presentable —su padre lo está esperando, por favor acompañeme.

Pete sonrió y siguió a la mujer hasta una mesa cerca de una enorme ventana que tenía una preciosa vista nocturna de la ciudad, ahí estaba su padre, bebiendo whisky.

—Padre —saludó en cuanto la chica los dejó solos.

—¡Pete! Vamos, toma asiento.

El pelinegro obedeció e inmediatamente un mesero se acercó para ofrecerle la carta de bebidas y se retiró después de que el joven pidiera una copa de vino tinto.

—¿Vas a decirme a qué se debe esta cena? No es que me moleste, sabes que no, pero es... inusual.

El mayor soltó una risa.

—Eres listo.

—Lo sé, aunque tú eres bastante predecible —bromeó y su padre volvió a reír.

—Ya que estás tan ansioso, te lo diré.

Pete asintió y le entregó su total atención.

—Voy a nombrarte Director Ejecutivo del negocio Phongsakorn —declaró.

Le llevó varios segundos a Pete procesar las palabras de su padre y es que aunque sabía que ese día llegaría nunca imaginó que sería tan pronto, es verdad que por esa razón había vuelto a Tailandia pero supuso que le llevaría tal vez un año obtener el puesto, no un par de meses.

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