5. j e a l o u s y

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Como era de esperarse, a Tay no le causó ninguna satisfacción ver cuando la yegua de los Theerapanyakul ganó la dichosa carrera por quién sabe cuánta vez. Todos gritaron y celebraron como si fuese la primera vez que el animal lograba ganar, para ellos podrá ser un deporte pero para él no era nada extraordinario.

—¿Ahora sí me crees que Victoria es la mejor? —dijo Vegas a su nuevo amigo.

—Tienes toda mi confianza ahora.

Vegas sonrió con orgullo y continuó celebrando, sin dirigirse ni un sólo segundo a su novio.

—Otro éxito para la familia, no hay duda de que es una palabra que define a la perfección a los Theerapanyakul —exclamó el Señor Phongsakorn.

—Estamos deseosos de que la familia pueda expandirse un poco más —respondió Thankun dirigiéndole una mirada fugaz a Pete.

Y por supuesto que Tay se dió cuenta, y no podía creer lo descarado que estaba siendo el primo de SU novio emparejandolo con alguien más estando él presente, sin duda lo creyó una falta de respeto pero claro que a Thankun no pudo importarle menos. Vegas no captó la indirecta de su primo, bueno, sí lo hizo pero ingenuamente creyó que se refería a Tay por lo que se giró a verlo y le sonrió con dulzura, y Tay le devolvió la sonrisa sabiendo que no era así.

—¡Hora de retirarnos! —anunció el tío de Vegas, a quien no había tenido la oportunidad de ser presentado —un delicioso almuerzo está esperandonos en mi casa, así que no esperemos más y vayamos.

—No sabes lo mucho que quiero preguntarte, Pete, realmente estoy cautivado por ti —habló Thankun en voz muy alta mientras entrelazaba su brazo con el de Pete y lo guiaba a la salida.

Vegas puso una mano en la espalda baja de Tay y también lo guió a la salida.

—Fué muy divertido ¿No crees? —le dijo mientras caminaban —el desempeño de Victoria es cada vez mejor y ni hablar del jinete por supuesto, él también es una parte muy importante.

Tay no sabía que responder, aunque en realidad no quería hacerlo por más grosero que fuera, estaba cansado y lo único que quería era irse a casa pero sabía que si lo hacía, la familia de Vegas lo bombardearía con comentarios sobre salir con el chico pelinegro y eso era algo que no podía permitir.






Tal y como lo imaginó, la casa del tío de Vegas era una gigantesca mansión con toques de arquitectura tailandesa antigua, sólo con ver la entrada a la residencia supo que por dentro estaría atascado de cosas lujosas y extravagantes.

—Señor Korn, su hogar es realmente maravilloso —comentó Pete.

—Te lo agradezco mucho —respondió el dueño de la casa con una amigable sonrisa.

—Es porque yo me encargo de la decoración —añadió Thankun.

—Creo que es tu único talento —se burló su hermano menor, Kinn.

El anfitrión guió a sus invitados al comedor principal en donde la mesa estaba montada con todo tipo de cubiertos: de diferentes tamaños y formas, copas altas y bajas, y servilletas de tela que a simple vista se notaban que era de finísima calidad.

—Como verán, sus lugares están asignados así que por favor tomen asiento —dijo Korn.

Tay no tenía idea de por qué a esa gente les gustaba asignarle los lugares a todos en cualquier lugar, por qué no simplemente se sentaban donde quisieran y listo. Recorrió toda la mesa con la vista en busca de su nombre y lo encontró casi en el final de ella.

Caminó hasta su lugar asignado y fué entonces que se encontró con la sorpresa de que su novio no estaba a su lado, buscó visualmente la tarjeta con su nombre y lo encontró ubicado del otro lado de la mesa "casualmente" entre Pete y su primo Kinn.

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