Ahora que Porsche no trabajaba más con Tay las tardes se le hacían super aburridas, si bien tenía una buena relación con sus demás compañeros, no era lo mismo comparado con su amistad con Porsche. De hecho ese día era el primero en su nuevo empleo y estaba seguro de que en cualquier momento entraría por esa puerta para contarle todos los detalles.
Pero le sorprendió que no fué así, se suponía que su hora de salida era a las cinco de la tarde y ya eran las ocho de la noche y Porsche aún no llegaba a casa, lo cual comenzó a preocuparlo; le hizo varias llamadas pero ninguna fué atendida y mucho menos los mensajes.
Tay se encontraba sentado en el sofá intentando ver la televisión pero en realidad no le estaba prestando atención, se había comenzado a morder las uñas, un hábito que definitivamente no tenía. De repente escuchó la puerta abrirse y se puso de pie inmediatamente para acercarse a ver, y ahí estaba su amigo, llegando a casa las ocho y media de la noche con un aspecto de agotamiento pero mostrando una sonrisa.
—¡Porsche! Estaba preocupado, dijiste que tu hora de salida era a las cinco.
—Si, la recepcionista sale a las cinco —respondió cerrando la puerta detrás de él y después caminó a la cocina.
—¿No es ese tu puesto? —preguntó siguiéndolo.
—Eso creí, pero cuando llegué me encontré con una chica tomando mi lugar y cuando fuí a reclamar me dijeron que no era lo que habían pensado para mí —respondió mientras abría el refrigerador y sacaba una botellita de yogurt bebible.
—¿Y entonces...?
—Me ofrecieron el puesto de asistente personal de uno de los modelos ¿Puedes creerlo? —dijo con emoción —al parecer es muy importante porque todos querían estar cerca de él y los demás empleados me dijeron que envidiaban mi puesto.
—¿Entonces aceptaste?
—¡Por supuesto que lo hice! Estaría loco si no, imagínate los contactos que conseguiré al trabajar con alguien de mucho prestigio.
—Ya veo —dijo en voz baja —¿Y cómo es? Imagino que algo pesado ya que llegaste hasta esta hora.
—¿Pesado él o el trabajo?
—¿Ambos?
—El trabajo lo es un poco, tengo que administrar su agenda y estar pegado a él la mayor parte del tiempo pero él no es una mala persona, lo parece, pero realmente es muy amigable.
—¿En serio?
Porsche asintió y le dió un trago al yogurt.
—Según lo que me dijeron, hace un par de días que volvió al país, tengo entendido que vivía en Estados Unidos y necesitaba un asistente con urgencia.
—Ya veo —repitió.
—Me iré a la cama, estoy muerto de cansancio.
Tay simplemente asintió y observó cómo su amigo caminaba hacia su habitación mientras seguía bebiendo el yogurt, probablemente su cena.
Luego de verlo desaparecer de su vista apagó la televisión y se dirigió a su habitación sin poder dejar de pensar en que él también debería comenzar a buscar un nuevo empleo, uno como el de su amigo, uno que le permitiera subir su nivel económico.
Tay había olvidado por completo que había sido invitado a un almuerzo con la familia de Vegas y también que irían a un hipódromo, no sabía qué ponerse para esa ocasión. Si su suegro y cuñado lo primero que le vieron fué la ropa su demás familia haría lo mismo por lo que tenía que vestir mejor, escogiendo finalmente unos jeans y una camisa blanca encima de una playera gris.
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H e a t h e r
Fiksi PenggemarPor obra del destino Vegas y Tay mantienen una relación amorosa a pesar de que nadie lo aprueba, todo se desmorona cuando el Theerapanyakul consigue un nuevo socio quien inevitablemente desarrolla sentimientos hacia él. Tay cansado de los problemas...