<29>

404 36 5
                                    

<29>

Princesas y Agallas:

SeokJin:

Habían pasado dos semanas… Dos semanas que Jimin y yo huimos y también de esa noche que nos emborrachamos y Jimin me revela casi todo su pasado, luego de eso ninguno de los dos quisimos tocar el tema, o quizá yo no me atrevería a mencionarlo, él tal vez ya no se acuerde debido a la pea de esa noche, pero yo sí, y no dejaba de dar vueltas al asunto.

En el primer semestre de universidad, mandaron hacer un tipo de proyecto sobre el embarazo de un Omega, las reacciones de este al estar en estado, causas y posibles peligros por si el Omega pierde al cachorro. Me tocó precisamente investigar esa última parte y había varios tipos de peligros que podría sufrir el Omega… Como depresión —La principal de todas—, falta de cordura, su lobo muere lentamente… Y otras más que no recuerdo bien.

La cosa es que no dejaba de preocuparme eso, sí Jimin había pasado por eso, debería de estar bastante mal… Quién sabe, esa noche me lloró un poco, pero podría ser que su dolor era mucho más.

También no dejaba de pensar en lo que podría haberle ocurrido a su pareja, Taehyung, como me lo había dicho… En la mañana siguiente amaneció con una gran resaca al igual que yo, y solo nos dedicamos a dormir.

Me alegraba una parte de todo esto, es que pude volver a mi rutina de cocinar —Aunque las recetas de la señora Jeon eran una delicia—, también me agradaba hacer cualquier cosa, me relajaba y hacía que pudiera distraerme un poco.

Antes, solo sabía hacer pasta, arroz y unas veces carne. No me animaba mucho cuando mi madre me daba clases de cocina, en ese momento no le vi mucha importancia, hasta que comencé a vivir con Ken, le daba todo lo que sabía cocinar, solo esos tres alimentos que con todo esfuerzo trataba de hacerlos de manera distinta para variar. Sin embargo, llegó un punto en que se molestó conmigo y me dijo que si le daba de comer nuevamente eso, no dudaría en botarlo. En ese momento me sentí desesperado por ello, necesitaba saber hacer otra cosa, él había hecho mucho por mí y esto era lo único que podía hacer para ayudarlo. Le pedí ayuda a Jisoo, quien con gusto me enseñó hasta lo que sé, también me aconsejó que podía inventar cualquier cosa y después de ello me dejé llevar por mí mismo mi creatividad en la cocina.

Escuché el sonido agudo del horno, tomé un pañuelo y saqué los pequeños pastelitos colocándolo en la mesa, para luego servir el café. Esperé unos minutos a que estén fríos y los llevé a la sala, donde se encontraba Jimin, sentado en el viejo sillón de la sala mirando la televisión.

Dejé la bandeja de pastelitos junto con las tazas de café, él las miró curioso y luego tomó uno, confiado en que lo que hacía estaría delicioso. Mordió el panecillo y sonreí un poco al notar que sus ojos tornaron un brillo tierno de fascinación.

—Aún sigo insistiendo en que puedes convertirte en Chef profesional… —Me miró, con una sonrisa juguetona.

—No es para exagerar… Además no me interesa mucho…

Él asintió y volvió su vista a la tele, yo curioso dirigí mi mirada al pequeño televisor, que me hacía recordar a mi viejo televisor en mi cuarto cuando tenía once años. Me sorprendí un poco cuando me percaté del programa que estaba pasando.

La princesa Mérida. De Valiente.
 
—¿Te gusta ver princesas? —Lo miré mientras sostenía mi taza a unos centímetros de mi rostro, podía sentir como el calor del humo humedecía mi piel de sudor.

—Me gusta todo lo que no se trate de armas, matanza o terror —Masculló para tomar un sorbo de su café y morder por tercera vez el panecillo.

—No veo princesas desde los quince… O quizá menos… —Dije pensativo mirando mis zapatos, intentando recordar cuando fue la última vez que vi una serie animada.

Matrimonio Por Contrato (Namjin) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora