Una peculiar alianza

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El sol empezaba a ocultarse lentamente, el ambiente tomaba tonos mas apagados y lúgubres con cada segundo que pasaba, el lastimado rostro de Hitohito se ocultaba en las sombras que se posaban en todo su ser. Habían sido unos días bastante calmados desde las elecciones, días que aprovecho para estar con su amada todo lo que pudo. Aun así... Era extraño para él, era algo agobiante el sentir como la sombra que habitaba en su interior se apoderaba de su mente por completo, para ser apaciguado en segundos por la luz que enternecía su corazón con un leve toque... La luz que lo seguía manteniendo cuerdo y le devolvía aquellos valores que antes lo caracterizaban, aunque ya no fueran tan inherentes a la persona que era actualmente.

Tadano volteo su mirada, cabe resaltar que uno de sus ojos estaba entrecerrado, y miro desde su silla a sus amigos, comiendo en aquella mesa de madera con manteles azules. El pelinegro sonrió por ver como Omoharu, Muzuka, Akako, Makoto y Ai parecían alegres en una charla calmada y amigable. Su mirada paso a ver las paredes de la casa, fijándose en una foto ubicada en uno de los muros, en aquella fotografía estaban él, el rubio, la "delincuente" y los padres de ambos hermanos. El rostro de Hitohito lucia igual de amargado que siempre, pero algo que nunca admitió ni a si mismo, fue que estaba aguantándose las ganas de sonreír en todo momento.

Esta casa le daba una profunda sensación de estar en... Casa, de estar en el hogar que nunca pudo tener. Makoto en mas de una ocasión le afirmo que su padre lo veía a él como otro hijo y que el lo veía como su hermano mayor... Esas palabras... Siempre le enternecieron el alma. Aun así, desde que empezó a estudiar en Itan no había venido con tanta frecuencia, no le gustaba que lo vieran estresado o golpeado, sentía que demostraba su verdadero rostro a las personas incorrectas...

Omoharu: Ohhh, ¿así que llevas practicando artes marciales desde pequeña?.- Hitohito salió de su estado pensativo, fijándose en como sus amigos empezaban un nuevo tema de conversación.- ¡e-eso es bastante genial, Ai!.-

 Ai: Jeje, bueno, ya sabes, una chica ruda como yo lleva curtiéndose toda una vida.- la rubia tomo algo de su te, dando un pequeño sorbo.- además que mis padres quieren que herede el negocio y eso...-

Akako: ¿Tadanito también entreno, aquí?.- pregunto con su típica energía y sonrisa tierna, apoyando su cabeza en ambas manos.-

Ai: ¿Ese idiota?, nah, no tiene los huevos de entrenar conmigo.- diria en un tono altanero y molesto, intentando provocar al pelinegro, aunque no pareció dar los resultados que buscaba.- tsssk...-

Katai: D-de hecho mi amorcito fue entrenado por su tía... H-Hikari-sama.- Makoto se unió a la platica, aunque notándose un poco incomodo y rígido, acomodándose un poco en su silla para relajarse.-

Muzuka: Esa mujer es aterradora...- expreso con desinterés mientras veía su celular.-

Tadano: Por favor, hablemos de otra cosa. En lo ultimo que quiero pensar en este momento es en esa loca.- expreso con disgusto el golpeado muchacho, recordando con amargura las sonrisas descaradas de su enloquecida maestra.-

Omoharu: ¿A-así de mala es?.- aunque Nakanaka la conocía un poco y había escuchado mucho de la dichosa mujer, le seguía pareciendo intrigante los nervios que demostraba su novio cada vez que la nombraban.-

Akako: ¿Esa mujer te ha hecho algo, tadanito?. Porque si es el caso, ¡no dudes en decírmelo y le daré una paliza!.- declaro animada, flexionando uno de sus brazos con energía, manteniendo su sonrisa radiante.-

Tadano: ¿Recuerdas cuando te patee el trasero?, bueno, ahora imagínatelo pero con una mujer con instintos asesinos que ha entrenado por mas de 30 años... Ahora imagínate en un ataúd.-

Muzuka: Eso puedo confirmarlo.- agrego con una voz sosa, rememorando ese fatídico encuentro que tuvieron con el padre de Hitohito.- no puedo creer que haya logrado derribar al gran imbécil de tu papá con tanta facilidad.-

Eres Un Verdadero Cretino TadanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora