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La boda había llegado a su fin, y mientras sus compañeros planeaban regresar en 2 días, Caitlyn tomó un vuelo privado para llegar más rápido a su destino. No le apetecía estar en un lugar donde todos estaban felices, no porque no estuviera contenta por sus compañeras, sino porque se sentía miserable consigo misma por haber tenido un atisbo de esperanza.

Al llegar a la ciudad, necesitaba hablar con alguien cuya situación le resultara indiferente o, al menos, que no la mirara con lástima. Así que sabía a dónde tenía que dirigirse. Desde que llegó a la propiedad de Syndra, notó que algo no andaba bien. Parecía que el lugar estaba descuidado y en desorden, algo que no era común en la emperatriz.

Tocó la puerta, pero no hubo respuesta. Analizando el lugar, notó que la puerta nuevamente estaba abierta, así que entró para buscar a Syndra, encontrándola en un estado alarmante. Las manos y parte de los brazos de Syndra estaban llenos de una tinta negra; yacía en la tina de su baño, rodeada de botellas y pastillas. Caitlyn tomó el frío cuerpo de Syndra en búsqueda de signos vitales, los encontró, pero no reaccionaba a su llamado.

No sabía exactamente qué hacer; cualquier acción pública podía enviar a Syndra de vuelta al campo, así que solo atinó a llamar a su médico personal para que la ayudara en esto. El médico llegó pasados los 10 minutos, y, al responder a su llamada, le dio indicaciones sobre lo que debía hacer mientras él llegaba a su destino. Caitlyn comenzó a secar el cuerpo de Syndra y a ponerle ropa para evitar que muriera. Con la llegada del médico y su equipo, le pidieron que los esperara en la sala de estar. Desde entonces, no supo nada de Syndra hasta que cayó la noche y el médico salió.

Syndra había realizado un ritual de magia negra, le comentó el doctor. Por eso estaba sobrecargada de magia, parecía dispuesta a ingerir todo lo que pudiera matarla solo para tentar su suerte. Con o sin Caitlyn, Syndra podría haberse recuperado, la diferencia es que con Caitlyn, la recuperación sería de horas, no de días.

Cuando todos se fueron y las dejaron solas, Caitlyn preparó un poco de té y se lo llevó a Syndra, que ya se encontraba un poco mejor.

- ¿Puedo pasar?

-Eso debiste preguntar cuando entraste a la casa, no ahora.

Caitlyn entró, mostrándole la taza de té a Syndra, quien rodó los ojos, pero le permitió entrar. Ella jamás se negaría a ese manjar.

-Te juro que toqué la puerta, pero no respondiste.

-La última vez que la abriste tampoco viste cosas muy buenas. ¿Necesitas algo en específico para entender que no debes entrar? - Caitlyn le dio una sonrisa cínica; realmente, a esta no le importaba la opinión de Syndra.

-Deberías darme las gracias. Tal vez, sin mí, todavía estarías ahí tirada, y tu amiga con beneficios regresa mañana. – Syndra abrió los ojos sorprendida; había olvidado ese dato. - Algo me dice que, si ella te viera así, posiblemente te golpearía por estúpida. - Caitlyn señaló el caos a su alrededor para enfatizar lo que diría. - ¿Magia negra y sobredosis? ¿Qué planeabas con eso?

-Morir - dijo Syndra, sobándose la cabeza. - Planeaba morir, pero al parecer ni la muerte me quiere a su lado."

Caitlyn intentó hablar, pero vio cómo Syndra se levantó corriendo de la cama para ir a vomitar. En el baño, sosteniendo el cabello de la chica, Caitlyn notó lo deteriorada que estaba su condición. La chica estaba en los huesos, su cuerpo lleno de cicatrices y las marcas de moretones gigantes en su espalda, piernas y brazos la hicieron cuestionarse qué era lo que realmente estaba pasando.

-Venga, Syndra, necesitas descansar - dijo cuándo notó que su compañera había terminado de vomitar.

-Sabes... anoche, al terminar todo, estaba decidida. Supe que era hora de dejar esta vida - Caitlyn acariciaba su cabeza mientras escuchaba atenta sin interrumpir. - Estoy tan cansada, Caitlyn, yo solamente quiero un reinicio, uno donde no tenga que vivir todo lo que he tenido que soportar. - Syndra suspiró agotada, mirando su reflejo en el agua de la taza. - Si tan solo pudiera tener una vida donde solo no hubiese vivido el 90% de la mierda por la que tuve que pasar, creo que hubiera podido hacer todo diferente. - Syndra suprimió sus lágrimas, no podía llorar, no por esto. - Si soy un monstruo que solo quiere poder es porque el poder fue lo único que tuve durante mucho tiempo; mis padres me repudiaron, mis maestros me utilizaron, y cuando ya no podían conmigo, me desecharon... esta guerra me ha dado más y más poder, pero entendí que no es lo que necesito." - Syndra no soportó más, y sus lágrimas comenzaron a salir - Lo que podía ser mi solución se acaba de convertir en mi tumba, y no quiero hacerme responsable de mis actos.

-Venga, cálmate - Caitlyn se limitaba a acariciar la espalda de Syndra. - Todo mejorará.

-No, no lo hará - Syndra limpió sus lágrimas y vomitó antes de ponerse de pie. - Todo se pondrá peor, nada mejorará, solo irá en picada y ya no hay vuelta atrás.

-Venga, no seas tan pesimista - Caitlyn le lanzó una toalla para que secara todos los rastros de su crisis. - Ningún error es lo suficientemente fuerte como para que quieras terminar con tu vida.

"-No sabes lo que dices. Durante toda mi vida he sufrido el rechazo de los que amo o espero que me amen, y podía con ello, pero ahora siento que incluso la muerte me ha rechazado, lo cual me hace sentir peor que nunca." Syndra miró hacia el suelo, tratando de ocultar la tristeza en sus palabras. "Ni siquiera la muerte me quiere, así que ¿para qué estoy aquí?

-La vida es muy cruel, Syndra. Solo en ocasiones es amena o llena de paz, pero no por eso te debes dar por vencida - Caitlyn estiró su mano para que Syndra la tomara. - Vámonos de aquí, vamos a Piltover unos días a la casa de mis padres. Estoy segura de que eso te dará un poco de paz, al menos por unos días.

-No creo que la casa de un grupo de aristócratas me haga sentir que la vida vale la pena." Caitlyn comenzó a reír por la respuesta.

-Yo no dije que ir a mi casa te hiciera sentir que la vida vale la pena - Syndra levantó una ceja, pero tomó la mano de Caitlyn. - Estar alejada de toda esta mierda posiblemente te traiga claridad mental.

-Tu idea no es tan mala, pero olvidas el hecho de que no puedo salir si no me dan una autorización del alto mando.

-Bueno... en eso tienes razón, y dudo que mi mama me quiera ayudar a sacarte." Caitlyn de todos modos sacó a Syndra del baño para llevarla a su habitación. - Vámonos al hotel spa de la ciudad. Puedo pedirle a mi mama que te consiga un justificante escolar de 5 días porque eso sí lo haría, y nosotros nos vamos ahora mismo de aquí.

-Eso suena a una buena idea." Era obvio que no había gota de entusiasmo en Syndra, pero tal vez, solo tal vez, esto podría funcionar. - Pero tengo una condición para aceptar esto.

-Adelante.

-Nadie se dará cuenta de dónde estamos. En este justo momento solo quiero aislarme de todo y de todos.

-Eso lo arreglaré." Caitlyn caminó hasta la cámara, ayudando a Syndra para que se recostara. - Duerme, tendré todo a más tardar mañana antes de que ellos regresen.

-Gracias, Caitlyn, y perdón por todo."

Cuando Syndra se acostó para dormir, la joven Kiramman se dispuso a dejar todo limpio y en orden. No dejaba de sentirse mal por Syndra; siempre supuso que su compañera solo fingía su indiferencia y fortaleza. Detrás de esa dura y cruel chica había una persona con una historia de mierda que jamás les contaría a grandes rasgos, pero no debía ser un genio para deducirlo. Esa mirada y esas conductas delataban el dolor en el alma de Syndra, y el no preguntar de más era su forma de apoyar.

Al terminar de limpiar, puso toda la basura en bolsas para disponerse a tirarla en los botes. Desconocía por qué las bolsas pesaban tanto; su rifle pesaba más de 10 kilos y era fácil de cargar, pero estas bolsas parecían pesar el triple que su arma cargada. Con todas sus fuerzas, cargó la primera bolsa y, tomando algo de velocidad, la lanzó acertadamente en el bote. Se detuvo un momento más y nuevamente se preparó para lanzar una última y segunda bolsa, pero su cálculo salió mal.

El peso de la bolsa la hizo tambalearse, perdiendo el control de la misma y provocando que tirara el bote junto con todo su contenido. La chica Kiramman gritó furiosa; debía de ser una broma cruel. Podía vencer a cualquier imbécil en las pruebas, pero una bolsa de basura la había derrotado. Regresó a la casa molesta por las herramientas de limpieza para recoger el desastre que había dejado en la acera. Cuando estaba frente al bote, listo para recoger todo su batidero, notó algo que le heló la sangre.

Frente a ella estaba la rosa que Le blanc le había dejado a Syndra. La rosa negra tenía manchas de tinta; era obvio que Syndra la había tomado con sus manos, ya que estaba impregnada de la tinta que Syndra tenía en las suyas.

- ¿Qué demonios hiciste? - Caitlyn sintió un sabor amargo en su boca, y este incrementó cuando recordó aquella frase de Syndra: "Lo que podía ser mi solución se acaba de convertir en mi tumba, y no quiero hacerme responsable de mis actos".

Nuestro futuro LeonaxDianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora