Fin

54 5 22
                                    

La obscuridad habia desaparecido pero ahora estaba sola en algun lugar que no conocia. A su alrededor solo habia girasoles y entonces recordo la ultima vez que habia estado en este lugar.

Ella y Leona eran a penas unas niñas cuando había encontrado este campo. El campo de girasoles se extendía infinitamente ante ella, sus brillantes pétalos amarillos parecían saludarla con alegría. Diana recordó con nostalgia aquel día de su infancia junto a Leona, cuando la vida era simple y llena de risas. Caminó entre las altas plantas, dejando que sus manos acariciaran las suaves texturas de los girasoles mientras revivía esos recuerdos.

Llegó al lugar donde Leona había encontrado el girasol más hermoso y lo había colocado en su cabeza. Sonrió al recordar la risa contagiosa de su amiga y cómo el sol brillaba con fuerza sobre sus cabezas. En aquel entonces, no se imaginaban los desafíos y las tragedias que enfrentarían en sus vidas adultas, ni las decisiones difíciles que tendrían que tomar.

Se quitó la coraza y se dejó llevar por la brisa suave que mecía los girasoles. Aunque la soledad la envolvía, también sentía una paz interior que no había experimentado en mucho tiempo. Sabía que Leona y D03 ya no estaban con ella, pero en ese momento, el campo de girasoles le recordaba que la vida siempre continúa, que cada pérdida es un nuevo comienzo y que los recuerdos preciosos perduran en el corazón para siempre.

-Nunca espere que realmente el plan funcionara- Una voz celestial la saco de sus pensamientos- ¿Quieres ver los resultados de tu sacrificio?

Diana levantó la vista y vio a Aurelion Sol, la majestuosa estrella dragón, quien había sido testigo de su sacrificio y el de su familia. Aunque sorprendida por su presencia, asintió con determinación ante su pregunta.

-Sí, me gustaría ver los resultados -respondió Diana, con una mezcla de curiosidad y resignación en su voz.

Aurelion Sol movió una de sus enormes alas, creando un portal de luz dorada. Invitó a Diana a pasar por él con un gesto amable pero sereno. Juntos cruzaron el umbral luminoso hacia un lugar desconocido y fascinante.

Diana se encontró en un espectáculo celestial. Millones de estrellas y constelaciones danzaban en el firmamento, creando patrones brillantes y en constante movimiento. El dragón estrella señaló hacia una constelación en particular, donde los colores dorados y azules se entrelazaban en un diseño armonioso.

-¿Ves eso? -preguntó Aurelion Sol, indicando la constelación-. Es el legado de tu sacrificio. Cada estrella que ves allí es un recuerdo, una vida salvada, un nuevo comienzo gracias a tu valentía y la de tu familia.

Diana sintió una mezcla de emociones al contemplar la belleza y el significado detrás de aquella constelación. Diana observó maravillada cómo las fuerzas combinadas de aquellos que quedaron luchando en el plano material derrotaban a los últimos entes del vacío. El cielo se iluminaba con estallidos de colores mientras las criaturas oscuras eran aniquiladas una por una. Cada rayo de luz, cada hechizo, representaba la esperanza renovada de un mundo que había estado sumido en la oscuridad y el caos.

Desde su posición astral junto a Aurelion Sol, Diana pudo ver cómo la sociedad comenzaba a renacer de las cenizas de la guerra. Pueblos enteros se reconstruían, personas se unían para trabajar juntas en la reconstrucción y en la creación de un futuro más próspero. El sacrificio de aquellos que cayeron en la batalla no había sido en vano; su memoria inspiraba a otros a trabajar por un mundo mejor.

Las semillas de la esperanza, plantadas en medio de la destrucción, empezaban a germinar. Nuevas alianzas se formaban, la tecnología se empleaba para sanar y mejorar la calidad de vida, y las artes y la cultura volvían a florecer.

Diana sonrió con satisfacción al ver que el legado de su sacrificio y el de tantos otros no solo había sido preservado, sino que también estaba creando un futuro lleno de posibilidades.

Nuestro futuro LeonaxDianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora