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Katarina despertó sintiendo un gélido frío en cada rincón de su cuerpo, algo completamente inusual en ese lugar donde las temperaturas siempre se mantenían tolerables, oscilando entre los 20 y 30 grados. Miró hacia un lado y se dio cuenta de que su compañera, D03, se había apropiado de una de sus cobijas, envolviéndose con cuatro capas.

- ¡03! - exclamó, empujándola para que despertara - Me estoy congelando, si vuelves a quitarme una cobija, juro que te arrojaré de este maldito balcón. - D03 la miró con su habitual expresión neutral, pero esta vez decidió hablar.

- Hoy es mi cumpleaños - dijo la chica de cabellos blancos con una voz que dejaba entrever cierta melancolía - Me siento bastante mal, los cumpleaños siempre son un desastre. ¿Podría dormir abrazada a ti esta noche? - Katarina suspiró molesta, a pesar de su amenaza anterior, pero aceptó la petición, abrazándola en la fría noche de su cumpleaños. A medida que el viento soplaba y las sombras se alargaban, la temperatura anormalmente baja no era más que el preludio de algo más grande.

D03 era su única compañía en ese inhóspito lugar, donde las conversaciones se limitaban a cambios de turno, llegada de suministros, entrenamientos y algunas partidas de ajedrez. A pesar de su corta edad, la pequeña soldado mostraba habilidades sorprendentes tanto con armas como con la magia, pero Katarina sentía una extraña responsabilidad hacia ella.

- Recuerdo mis 13 años - dijo Katarina mientras abrazaba a la chica - No fueron precisamente los mejores.

- Parece que en Noxus nadie celebra un buen cumpleaños. - Ambas noxianas soltaron una risa ligera

- Sí, así parece - respondió Katarina, abrazándola y acariciándola suavemente para ayudarla a conciliar el sueño.

La pequeña soldado era una excelente compañera, esforzándose por aprender todo lo que podría absorber de su maestra, pero a veces Katarina olvidaba que aún era solo una niña. La mujer mayor lidiaba con la contradicción de verla como una guerrera adulta cuando, en realidad, D03 era solo una niña de 12 años, al parecer podías salir de Noxus pero Noxus jamás saldría de ti.

-Cuando vivía en Durandal, solíamos celebrar los cumpleaños con pasteles, velas y pequeñas fiestas - compartió Katarina.

-Eso suena increíble - dijo D03 entre bostezos - Me hubiera encantado tener algo así.

-Algún día, pequeña - dijo Katarina, aunque sabía que era una promesa que no podía cumplir.

-Algún día, Katarina. - respondió D03 con una nota de esperanza en su voz, mientras la frialdad de Noxus dejaba un rastro de nostalgia en el aire.

Al abrir sus ojos, Katarina observó a D03 aún dormida y decidió llevar a cabo su buena acción del día. Consciente de la limitada comunicación con el exterior, solicitó mediante las cápsulas mágicas un pastel o al menos los ingredientes necesarios para hacer uno, con la esperanza de ofrecer un momento agradable a su joven compañera. Su mente divagó hacia D03 y cómo la vinieron a dejar encerrada en este lugar solo porque era uno de los niños rescatados.

Los tiempos difíciles, la guerra, y la separación de amigos y familiares la llevaron a Noxus, una nación en la que las prioridades eran para los combatientes activos y mas aquellos que habian sido forjados bajo la mano de la trifarix. Katarina recordó cómo, tras el dia de los caídos, las naciones se centraron en proteger a sus luchadores, y ella terminó en ese lugar.

El helicóptero que la llevó a Noxus la sumió en una realidad que no quería aceptar. La noticia de la muerte de Diana, la valiente guerrera que solía ser su aliada, parecía increíble. No podía concebir que alguien tan fuerte hubiera caído ante un ataque coordiando de los solaris y las bestias del vacio. Katarina, después de regresar derrotada y sin una sola gota de esperanza, se encontró con el inicio de traslados de los mejores Noxianos a lugares seguros, guiados por LeBlanc y Swain.

Nuestro futuro LeonaxDianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora