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Los días habían sido tensos, desde que descubrieron que sus lobos eran predestinados nada volvió a ser igual a pesar de que las cosas ya eran algo extrañas, Felix estaba distante, incómodo y se sentía más que culpable ¿Cómo le explicaría a Christo...

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Los días habían sido tensos, desde que descubrieron que sus lobos eran predestinados nada volvió a ser igual a pesar de que las cosas ya eran algo extrañas, Felix estaba distante, incómodo y se sentía más que culpable ¿Cómo le explicaría a Christopher que se había besado con su primo y resultaron ser destinados del otro? La culpa invadía su pecho cada que lo pensaba.

Cada que pensaba en la calidez que había sentido.

Cada que pensaba en aquellos suaves labios en los que se había hundido, entregándose al destino que lo esperaba.

Cada que pensaba en Lee Minho.

Porque no podía pensar en él, no así, no debía.

El alfa, por su parte, no había insistido en acercarse a Felix en esos tres días. Lo miraba de lejos y le hablaba nada más que para la hora de la comida. No era que no quisiera hablarle o que prefiriera mantenerse alejado. Sabía que Felix estaba sensible, estaba molesto consigo mismo y quizá hasta con él por lo que prefería mantenerse alejado. Sabía que Felix estaba sensible, estaba molesto consigo mismo y quizá hasta con él por lo que prefería mantenerse a un lado.

Después de todo, no importaba que fuesen predestinados, Felix lo había dejado más que claro esa noche.

Flashback.

¿Predestinados? no, esa mierda no existe, Minho.— Negó intentando convencerse (o mentirse) a sí mismo.

—Así es como son las cosas. Nuestros lobos se encontraron hace tiempo pero necesitaban unirse físicamente porque tú rechazabas la existencia de los lazos del destino. Me rechazabas a mí.—

—Nos habríamos unido antes. Dijiste que estuviste en las fiestas y reuniones familiares. Te habría sentido, mi celo habría llegado. M-muchas cosas que no quiero nombrar, nada pasó. Quizá es solo una coincidencia.—

Lee se recargó en el marco de la puerta de la habitación, Felix revolvía entre sus cosas como si buscara algo en especial, se preguntaba qué era lo que estaba buscando. Felix, por su parte sentía la desesperación envolver su cuerpo con rapidez. El aroma de su cuarto era demasiado fuerte, el estrés lo había hecho liberar demasiadas feromonas; por suerte, no eran feromonas sexuales, porque si así hubiese sido, el alfa ya se habría descontrolado por completo.

—Como rechazabas la existencia del destino lobuno entonces te hiciste ciertamente inmune a esas cosas. Pero yo siempre te sentí, Felix.—

La mirada del pelinegro subió automáticamente. ¿Lo sentía desde siempre? ¿de qué hablaba?

—¿Sentirme?—

Vamos, cuando volví hoy solo lo hice porque sentí que algo andaba mal contigo, cuando llegué estabas llorando. ¿Hace un mes atrás? cuando te llamé por el teléfono de tu padre, sabía que algo andaba mal, aunque no me lo has dicho, sé que algo te pasó.— Hizo una pausa. —Y sospecho que es lo mismo de siempre.—

DLMLU [Minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora