DLMLU [Minlix]

21 (+18)

Pasaron entre la multitud intentando pasar lo más desapercibidos posible, todos los ojos se habían mantenido sobre ellos lo que llevaba de la reunión, Minho  rogaba por poder salir de ahí sin que nadie lo note para poder ir a casa y atender la gran erección que lo torturaba de la misma manera que lo torturaba el movimiento de caderas que Felix hacía al caminar ¿Cómo era posible que ese omega se viera caliente incluso dando unos cuantos pasos?

Felix le llevaba la delantera sin soltar su mano, claro que el alfa no intentó alancanzarlo o caminar a su par; su culo era más llamativo, lo suficiente para seguirlo desde atrás.

En el intento de salir del lugar chocaron con varias personas, entre ellas, el alfa chocó con su primo. Christopher no tardó en ponerse a la defensiva, mostrando sus colmillos como si supiera que Minho estaba ahí para pelear. El castaño solo rió burlón ante sus acciones y le dedicó una sonrisa divertida antes de seguir caminando. En otra situación de seguro se habría lanzado a pelear con Bang sin dudarlo, pero ahora no era momento, no cuando tenía el pene rogando por atención.

La pelea podía esperar.

Su salida fue victoriosa, nadie los detuvo y Minho lo agradeció, no era como si quisiera explicar a qué se debía el bulto en sus pantalones.

—No le devolvimos las prendas a
Tzuyu.— Recordó el pelinegro y Minho rió.

—No creo que quieras volver a entrar ahí.— Señaló la multitud. —Ella va a comprenderlo, sube al auto, lobito.—

Los cinturones de seguridad se hicieron de rogar para ser colocados, la fuerza con la que ambos tiraron de estos con apuro para así irse logró que se bloquearan y tuvieran que esperar unos segundos para poder ponérselos.

—Minhonnie...— Llamó después de unos cuantos minutos el omega, Minho se dedicaba a apretar sus muslos mientras conducía y eso comenzaba a apurar aún más a Felix quien sentía un leve desespero al notar que la casa estaba tan lejos.

El semáforo en rojo los detuvo y Minho finalmente lo miró esperando a que siguiera hablando, la erección de su omega también había incrementado en tamaño; igual de necesitado que él.

—Falta mucho... ¿No hay un lugar más... cerca?— Terminó la oración, su voz se escuchaba temblorosa y más aguda de lo normal, denotaba desespero puro.

El alfa sonrió subiendo un poco más aquellos apretones.

—¿Qué insinúas, cariño?— Felix se quedó en silencio unos segundos, sus ojos enfocaron los dedos del mayor golpeteando con tranquilidad el volante, relamió sus labios cuando la imaginación lo atacó y desvió su mirada tímidamente antes de negar con la cabeza.
—Mírame.—

Pensó que sería un poco más fuerte ante las órdenes que Minho le daba, pero pareció fantasear demasiado, giró su cabeza tan rápido como se lo ordenó haciendo al mayor ladear la suya con aquella sonrisa ladina que lo hacía ver más que caliente a los ojos del pecoso.