13

794 90 20
                                    

Minho no podía creer lo que estaba escuchando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Minho no podía creer lo que estaba escuchando. Si Felix no estaba cegado por el celo significaba que:

—Me pediste que yo...

—Que me toques.— Bajó su mirada nuevamente apenado. —Sí.—

—Pero... ¿Cómo...? ¿Por qué?—

—Necesitaba comprobar que no me sentía así solo por mi celo.—

Minho se quedó en silencio mientras que Felix todavía no se permitía mirarlo, tenía mucha vergüenza como para hacerlo, pero era sincero cuando decía que había estado consciente en todo momento.

Por supuesto que sí.

Flashback.

Joder...—Apretó sus manos entre sus muslos cuando sintió otra punzada golpear su entrepierna.

Necesitaba calmarse un poco, su celo era más fuerte de lo normal y sentía que no podía controlarse ni un poco, el anterior día había estado consciente solo dos horas de las veinticuatro que el día tiene, no quería cometer ninguna idiotez.

Después de hacer aquel gran nido de ropa en la cama de su alfa se dispuso a intentar bajarse la calentura, pero ni su mano ni sus dedos eran suficientes para complacerlo al menos un poco. Necesitaba otra solución.

Se duchó, pero no bastó. Se hizo algunos masajes, pero solo lo encendieron más ante sus propio tacto. Comenzaba a ponerse de mal humor solo con sentirse caliente y no encontrar una salida.

Su cabeza tampoco ayudaba a calmarse, pensaba en Minho, Minho y solo Minho. Por su cabeza también pasó otro nombre, pero no revolvió nada en él.

Christopher.

Pensó distintos escenarios, se atemorizó bastante cuando notó que no le calentaba ni un poco pensar en el lobo que realmente amaba, incluso su propio lobo se sintió incómodo. Felix se sintió... extraño.

Empezó a revolver entre todas las cosas del baño, había olvidado el lugar donde había dejado aquellos supresores el día anterior, cuando decidió obedecer a Minho.

Mierda, ¿Dónde los dejé?— Al ver un pequeño frasquito transparente con un tapón de madera sonrió. ―Bingo.

Tomó dos pastillas y lo volvió a esconder.

Parecía una decisión demasiado fácil, tomarlas o no tomarlas.

Se miró al espejo.

No era tan fácil.

¿Minho se daría cuenta?, ¿lo iba a regañar?, ¿Por qué estaba tomando realmente aquellas pastillas?

Suspiró pesadamente y se miró al espejo pocos segundos dejando las pastillas en una pequeña madera sobre el lavamanos.

DLMLU [Minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora