23 (+18)

892 75 6
                                    

Sus caderas fueron tomadas con rudeza, gimió al sentirlo tan profundo golpeando exactamente donde tanto le gustaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sus caderas fueron tomadas con rudeza, gimió al sentirlo tan profundo golpeando exactamente donde tanto le gustaba. Su entrada estaba siendo tan maltratada de la manera más deliciosa del mundo entero, mordió su labio inferior en un intento de bajar la voz y sus ojos rodaron hacia atrás antes de cerrarse.

—¡Mmhh!— Ante los estímulos que su glande recibió junto a las embestidas no pudo controlar sus sonidos ni su cuerpo. —¡M-Minho, ah!—

—Mierda... estás tan estrecho a pesar de que te hice mío ha-hace un rato.— Jadeó el alfa mientras se hundía lo más que podía en él, Felix apretaba su polla de manera exquisita y era una sensación que juraba hacerlo casi que volar. —¿Te gusta, ah?—

Felix asintió desesperado mientras su boca se mantenía abierta sin poder soltar palabra alguna, su glande fue presionado por el pulgar de Minho, quien insistió con la pregunta en un tono de voz mucho más ronco que el de antes.

—¡Mh! m-me encanta.—

Una risa grave salió de los labios del castaño, no dudó en darle más de todo eso, lo embistió con fuerza por varios minutos más hasta que Felix agarró las sábanas con desesperación y eyaculó entre ambos cuerpos. Minho tardó solo un poco más terminando dentro suyo protegido por su fiel amigo, el preservativo.

Se acostaron uno al lado del otro sin tocarse, el calor los envolvía y necesitaban un poco de espacio. No pasó mucho tiempo más hasta que sus cuerpos se juntaron en un abrazo mimoso. Felix sonrió relajado y el gesto contagió a Minho, se miraron antes de presionar sus labios en un corto y suave beso.

Todo era perfecto.

—¿Ya te dije que te ves lindo así rojo y sudado?— Susurró el mayor sin separar demasiado sus rostros.

—Tonto.— Sus mejillas tomaron más color sin querer. —Tú te ves lindo sudado también, Minho, te hace ver
sexy.— Halagó divertido antes de sumirse en su propia vergüenza, completamente arrepentido de decir algo así.

Jamás había halagado a Minho de manera tan directa. El alfa sonrió, no se esperaba tales palabras, pero le habían gustado y demasiado.

Dejó que su omega se relajara en la cama y se puso entre sus piernas mientras empezaba a decorar desde su cuello hasta su abdomen con besos húmedos pero con sutileza pura, las yemas de sus dedos se paseaban por todo el cuerpo delgado que tenía debajo y ver la sonrisa de un Felix calmado lo llenaba. Las feromonas olían demasiado fuerte en esa habitación, estaban en su cuarto día de celo, les faltaba solo uno más para salir de aquel infierno que no era tan infierno ahora que se acompañaban. Repartió algunos masajes en los voluminosos glúteos que Felix poseía, estaban rodeados de marcas. Gracias a que Minho debía aguantar y pelear contra las ganas de morder el cuello de su pecoso, tuvo que buscar algún escape; sus muslos fueron la zona perfecta para marcar su territorio.

Los masajes cambiaron por besos, eran lentos, pasaba su lengua por las mordidas y chupones que adornaban el sitio y sintió sus colmillos picar al cabo de unos segundos. Quizá esa era la peor parte de su celo, las ganas de morder, sus colmillos adormecer su boca del dolor al no tener donde clavarse, o tenerlo más que cerca pero impedírselo, miró su piel deseoso.

DLMLU [Minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora