Gisele, una hermosa y exitosa modelo internacional, se encuentra en la cima de su carrera. Pero detrás de su imagen perfecta, esconde un corazón solitario. Jude Bellingham, un talentoso futbolista con un futuro brillante, se cruza en su camino duran...
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Gisele Ferrari, es una modelo italiana nacida en Milán la cual debe mudarse a Madrid para comenzar en una nueva agencia de modelaje.
A lo largo de su vida había estado en miles de agencias que le proporcionaban trabajos a trompicones con las mejores marcas de la industria, Prada, Valentino, Gucci, Chanel, Dior, Vivienne Westwood, entre otras... Todo aquello no habría sido posible si no fuera por su madre, una gran modelo de los 90 que revolucionó la moda, Kate Moss.
Tanto madre como hija cogieron el avión a las doce de la noche llegando a la capital española dos horas y media después. Al salir del aeropuerto un chofer privado las esperaba y las llevó hasta el mejor hotel del barrio Salamanca, uno de los barrios más ricos y privilegiados de Madrid.
—Tal vez lo que necesitábamos era esto. —exclamó su madre mirando las calles de Madrid iluminadas por los grandes comercios y lleno de gente paseando a pesar de lo tarde que era. —Un cambio de aires.
Gisele, que se encontraba sacando su pijama de su maleta, se dio la vuelta y miró a su madre mirando por la ventana. Se acercó a ella y la abrazó mientras que Kate la envolvía con su brazo por el cuello y besó su frente, ahora ambas miraban las calles de la capital.
—No me importa donde vayamos mientras vaya contigo mami... —murmuró la joven con un tono de voz suave y sereno.
La relación entre madre e hija siempre había sido muy positiva y unida a causa del abandono de su padre a una temprana edad. Kate desde lo ocurrido siempre trató de darle la mejor infancia a su hija, y así fue, Gisele siempre ha tenido en cuenta la figura de su padre ya que su madre siempre le habló del tema sin tapujos pero no le dio importancia ya que no se la merecía.
Kate beso de nuevo la cabeza de su hija y acarició su espalda separándose de ella.
—Será mejor que duermas ya, mañana tienes que madrugar. —exclamó su madre.
—Tienes razón, iré a lavarme la cara y los dientes...
Gisele hizo toda su skincareroutine como una buena chica adolescente, aún que no era tan adolescente ya que rondaba los 20, pero Gisele siempre pensaba que sería una joven feliz sin preocupaciones.
Una vez estaba lista para dormir, se acurrucó en la cama mientras su madre deshacía su maleta y en apenas unos minutos se quedó completamente dormida.
🎀𝙂𝙞𝙨𝙚𝙡𝙚🎀
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