Gisele, una hermosa y exitosa modelo internacional, se encuentra en la cima de su carrera. Pero detrás de su imagen perfecta, esconde un corazón solitario. Jude Bellingham, un talentoso futbolista con un futuro brillante, se cruza en su camino duran...
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Tras la cena, Jude cumplió lo que dijo. Condujo hasta casa de Gisele para que se hiciera una bolsa con ropa y todo lo que necesitara durante los próximos dos días y después condujo hasta su casa.
Los dos estaban un poco cansados de la cena, y suerte que no salieron de fiesta como habían pensado.
—Estoy agotada... —dijo Gisele cayendo rendida en el sofá.
Jude dejó las cosas en la entrada al ver a su novia y fue hacia ella para ponerse encima, con ambos brazos a cada lado de su rostro. La modelo abrió los ojos encontrándose con aquellos preciosos ojos marrones decorados con esas largas pestañas que tanto envidiaba.
—Tienes la cara más única y bonita que he visto nunca. —susurró el futbolista a centímetros de sus labios. —Me gustaría besarla sin parar.
Gisele rio por sus palabras mientras que Jude comenzó a plantar suaves besos en su rostro. Comenzó por la frente, después la nariz, sus pómulos, sus mejillas, sus párpados relajados ante el tacto del moreno y por último sus labios, los cuales atacó con suavidad, aún que el beso tardó poco en intensificarse.
Sus labios encajaban a la perfección, casi como si fuera un puzzle perfecto. Sus lenguas jugaban dentro de sus bocas con ansia de más.
La modelo tardó poco en empezar a notar como algo se despertaba entre las piernas de su novio, el cual manoseaba el cuerpo de la modelo con un brazo mientras con el otro se apoyaba para permanecer sobre ella.
—J-jude... —la voz agitada de Gisele interrumpió el beso.
Jude pasó a besar el cuello de la modelo con desesperación mientras que Gisele acariciaba el cabello de Jude con deseo.
—Jude, puedo notar a tu amigo. —dijo en una leve risa excitada.
—Es por tu culpa. —dijo el futbolista. —Estas demasiado buena.
Gisele rio ante sus palabras sintiendo como algo dentro de ella se encendía. Ver a Jude así, con tanto deseo dentro hacia ella, era algo que la volvía loca. Le encantaba ver las reacciones que causaba en el joven.
Jude poco a poco besaba con más intensidad el cuello de la modelo dejando marcas en el proceso. Marcas que dejaban ver lo mucho que quería dejar claro que Gisele era solo suya.
El futbolista comenzó a tocar los pechos de la modelo sobre la ropa, pero no era suficiente, necesitaba sentirla. Bajó el vestido liberando los pechos de Gisele en el proceso y dándole un mejor acceso a sus manos para hacer sentir mejor sus manos sobre ella.
—Te quiero dentro de mi Jude... —la voz agitada de Gisele hizo que Jude se excitara aún más.
Todo sobre Gisele era como una adicción para Jude, una adicción que por el momento parecía no tener cura, aún que tampoco parecía querer encontrarla.
