Gisele, una hermosa y exitosa modelo internacional, se encuentra en la cima de su carrera. Pero detrás de su imagen perfecta, esconde un corazón solitario. Jude Bellingham, un talentoso futbolista con un futuro brillante, se cruza en su camino duran...
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(En este episodio se muestran acciones sexuales con detalle, si no te sientes cómodo recomiendo saltar el episodio.)
Jude y Gisele llegaron a casa del futbolista mientras ambos seguían comentando el partido y hablando de los jugadores del Liverpool.
—No me ha gustado como te ha mirado Van Dijk. —exclamó el moreno elevando ambas cejas. —No le recordaba tan amable y coqueto.
—¡No ha sido coqueto Jude, no exageres! —dijo Gisele riendo. —Solo son cosas tuyas.
—No han sido cosas mías, lo he notado, se como los hombres coquetean. —dijo con seguridad y celosía. —Le has gustado a Virgil y punto.
Ambos llegaron a la puerta de la casa de Jude y antes de que la abriera, Gisele envolvió sus brazos en el cuello de Jude y permaneció a centímetros de sus labios.
—Parece ser que alguien está celoso. —exclamó la modelo rozando sus labios contra los del moreno.
—Solo protejo lo que es mío. —dijo mirando los labios fijamente.
—No soy tuya, aún no somos novios.
—Solo porque estamos esperando a conocernos, pero ambos sabemos que no me puedo esperar a que por fin seas mía de verdad. —exclamó finalmente juntando sus labios con pasión.
Cuando se separaron ambos sonrieron inconscientemente al mirarse a los ojos.
—Te quiero Gisele. —dijo el moreno en un tono suave mientras permanecía a centímetros de sus labios.
Jude sonrió sintiendo como el interior de su estómago se volvía loco en cuestión de segundos. Quería comérsela a besos en aquel mismo lugar y momento, y el hecho que le dijera aquello a la modelo causó que su estómago también se revolviera. Gisele cada vez tenía más claro que se estaba enamorado de verdad y que nunca antes había sentido cosas tan fuertes por alguien, ni siquiera por su primer novio, el cual la traumó de por vida y le hizo creer que nunca jamás sería capaz de volver a ser amada, cosa que Jude estaba demostrado ser mentira, pero aun así, tenía miedo de pronunciar aquellas palabras que parecían tan serias.
Juntos entraron a la casa, la cual no era precisamente pequeña para ser la primera vivienda de Jude en Madrid, lógicamente era futbolista, y podía permitirse tener una casa como aquella, aun que había visto algunas más grandes. Jude simplemente no era de tener cosas súper lujosas, siempre le gustaba mantenerse algo humilde.
—La casa es preciosa. —dijo Gisele observando el interior con detalle. —Realmente preciosa.
—Gracias, mi madre me ayudó con todo el tema de decoración. —explicó con una sonrisa dejando la bolsa de deporte en el suelo.
