Gisele, una hermosa y exitosa modelo internacional, se encuentra en la cima de su carrera. Pero detrás de su imagen perfecta, esconde un corazón solitario. Jude Bellingham, un talentoso futbolista con un futuro brillante, se cruza en su camino duran...
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Haberla invitado a tomar algo aquella noche fue una de las mejores ideas que tuve. No tan solo me lo pasé genial, sino que además me hizo darme cuenta de lo mucho que disfrutaba de su compañía. Era como si cada vez que me tenía que separar de ella sentía pena, no quería separarme de ella por mucho tiempo.
Lógicamente, y como un buen hombre, la llevé hasta casa.
—Muchísimas gracias por todo Jude, me ha encantado pasar el día a tu lado. —dijo sonriente mostrando sus adorables hoyuelos. —Siempre me lo paso genial contigo...
—No hay de que Gisele, ya sabes que el que más disfruta soy yo. —dije acariciando su mejilla con delicadeza.
Su rostro estaba siempre tan suave que daban ganas de acariciar su rostro todo el día. Era como una auténtica muñeca que poco a poco se iba a convertir en mi debilidad.
—Bueno, espero que podamos vernos esta semana. —dijo Gisele sonriendo con algo de timidez.
—Claro, avísame cuando tengas un rato libre y en dos minutos estaré en la puerta de tu casa. —dije sin pensarlo.
Estaba dispuesto a hacerme los kilómetros que hicieran falta para verla aún que fueran solo dos minutos.
—Perfecto, en cuanto pueda te escribo. —dijo dedicándome una dulce sonrisa antes de abrir la puerta del coche. —Adiós Judy.
—Adiós Gissy. —dije observando como se bajaba del vehículo caminando de aquella forma tan característica suya.
Era como si constantemente estuviera en una pasarela. Sus caderas se movían de lado a lado mientras que sus pies daban fuertes pisadas en el suelo. Se notaba lo segura que era de ella misma, y eso me volvía loco.
—¡Gisele! —exclamé saliendo del coche y caminando hasta ella antes de que se adentrara en su casa.
Se dio la vuelta y me miró con aquellos preciosos ojos azules y una leve sonrisa.
—¿Qué pasa? —preguntó confusa. —¿Me he dejado algo en el coche?
—No, es solo que... —no sabía muy bien que decir.
Había tenido uno de mis impulsos y ahora me había quedado bloqueado. Desde luego era un experto en humillarme frente a chicas.
—De verdad me interesas Gisele. —dije con algo de timidez.
Ella me miró fijamente y su sonrisa aumentó aún más dejando ver su perfecta sonrisa que tanto me encantaba ver.
—¿De verdad acabas de bajarte del coche para decirme esto? —dijo riendo levemente.
Reí junto a ella y asentí con timidez. Tal vez había sido muy precipitado y ahora se pensaba que era un rarito.
—Tu también me interesas Jude. —exclamó con su leve risa. —Más de lo que crees.
