¿Ustedes que?

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— Eres la última persona que esperaba encontrarme, Leandro — decía una sorprendida Jisoo, como si fuera una "coincidencia".

— Hola, Jisoo. Mira qué casualidad, o bueno, supongo que estás aquí por tu amiga... no sería precisamente una casualidad. Me di cuenta de que trabaja aquí y yo...

— Mejor déjalo, Leo... — intervino Irene en la conversación, mientras observaba a Jennie que volvía a su trabajo.

— ¡Epa, amiga! ¡Hola! Mira a quién nos encontramos, Jennie — gritó una simpática Jisoo haciendo señas hacia Leo.

— Jennie, pero qué sucede, ¿vas a tener que pedir algunos días, amiga? Te ves muy alterada, de verdad — decía Irene preocupada.

— Chicas, por favor, no empiecen, ¿de acuerdo? — la pelirroja ignoró a Leo, aunque le lanzó una mirada rápida disimulada e intentó no ponerse nerviosa.

— Oye, pequeña, me parece que has estado actuando de manera muy extraña desde aquella noche. Vas a tener que explicarnos qué te está pasando, porque te ves diferente, nunca te habíamos visto de esta manera. Estás radiante, joder — Jisoo comenzaba a impacientarse.

— Comprendo que no nos hemos visto desde el incidente en el club, pero como les expliqué por mensaje, todo está bien. Taehyung no ha vuelto a molestar, y me siento tranquila.

— Mmm, bien. ¿Y qué? ¿No vas a saludar a Leandro? — Irene preguntó con una expresión obvia en su rostro.

— Creo que ya me voy. Tengo una conversación pendiente con mis amigos, ya saben... — Leandro sonrió amablemente — Señoritas, hasta luego. Ha sido un placer verlas de nuevo.

Leandro se fue, dejando un ambiente más incómodo pero causando suspiros entre las amigas de Jennie.

— ¿Qué está pasando? Creo que ambos se comportan de manera extraña, ¿verdad? ¿Qué sucede entre ustedes, Jennie? Cuéntalo ya — pidió su amiga.

— Les diré, pero por favor, luego se van, ¿de acuerdo? No quiero que me bombardeen con preguntas. Nos vemos esta noche en casa y continuaremos allí la conversación, ¿vale? — suplicó como pudo la pelirroja.

— De acuerdo, amiga, cuéntanos. ¡¿Qué estás esperando?! No seas lenta — exclamó una impaciente Jisoo, mientras Irene se reía de la actitud de su amiga.

— Bueno, en pocas palabras, Leo y yo tuvimos relaciones aquella noche en que me llevó a casa y... hace un rato, aquí en mi hora de descanso — dijo Jennie, sintiéndose un poco arrepentida de dar ese detalle, pero al mismo tiempo emocionada por mostrar su lado atrevido.

— Ay, madre mía, ¡me voy a desmayar! Irene, ¡sostenme! — exclamó Jisoo exagerando mientras abría los brazos y se daba aire en la cara.

— ¿Ustedes qué? — finalmente dijo Irene. — Wow, amiga... sin palabras.

— ¡Vaya, parece que has dejado de ser lenta, Jennie! Estás entrando en un ambiente de vicio y sexo — dijo Jisoo con humor. — Estás teniendo relaciones en tu lugar de trabajo, ¡vaya, parece que te tiene ida, en las nubes! La debe tener grande y saber cómo usarla, ¿verdad?

— Basta — una colorada Jennie trató de silenciar a sus exageradas amigas —. Las dos se van, he dicho que hablaremos esta noche. Adiós.

— ¿Eso es un sí? ¡Dios mío, me pareció que llevaba un paquete enorme cuando se levantó para irse! — dijo Jisoo con una sonrisa traviesa.

— ¡Dios mío, Jisoo!

— Bueno, bueno, ya nos vamos. ¡Te dije que me lo agradecerías! — gritó entusiasta —. Nos vemos esta noche, cariño.

— Adiós, Jennie, nos vemos más tarde, amiga — dijo Irene mientras seguía a la locura de Jisoo.

...

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Horas después, en otra parte de la ciudad. 

— Lo sabía, jaja, sabía que pasaría. No dejaría pasar a una mujer así de increíble, Leo — gritaba emocionado Jungkook.

— Sí, todo va bien con este enredo que tienen, pero ¿qué hay aparte de sexo? ¿Hay sentimientos de por medio? Mira, Leo, no sé tú, pero yo aclararía las ideas antes de seguir con el jueguito — decía una tranquila Rose.

— Bueno, por primera vez, no estoy seguro de qué responder... — decía un pensativo Leo.

— De verdad, piénsalo. Creo que podría atraerte no solo de forma sexual, ya que no fue una sola vez que lo hiciste con ella — seguía explicándose su amiga mientras ahora se levantaba e iba de salida — tengo un turno con la estilista, se me hace tarde. ¡Adiós, chicos!

— Adiós, nena.

— Nos vemos luego.

Sin duda, ahora había una incógnita para Leandro. Debía hablar con Jennie para aclarar algunos puntos. ¿Qué es lo que sentía? ¿Y qué sentía ella?

— Amigo, ¿qué te parece si damos vueltas en tu mega súper carro, eh? La visita al abuelo salió genial — Kook estaba maravillado con el carro nuevo de Leo.

— Vale, solo unas vueltas. Debo estar a tiempo para prepararme e ir a cenar con mis abuelos. Creo que en pocos días empezaré a trabajar en la empresa y estoy ansioso — se tocaba el cuello mientras hablaba.

— ¡Genial, Leo! Me alegra mucho por esa noticia. Estarás formando parte de la cadena de hoteles más grande que existe... ¿tu familia no quiere adoptarme? — hacía un puchero el chico.

— Así es, Gold Life Group. Aunque podría ir por una empresa pequeña de las que apenas están tomando vuelo y crecer...

— Gracias, ya veo que no me quieres como hermanastro — decía Kook, fingiendo molestia.

— Pues mira, no me va mal siendo hijo único. Siempre te veré como mi familia, bro — se acercó al chico y puso su brazo sobre su hombro — hablando de trabajos, si llegas a tener problemas en la editorial en la que trabajas, sabes que puedo hablar con mi abuelo para que te incorpore en alguna área de nuestras empresas. O más adelante, yo mismo podré hacerte un lugar, igual que a Rosie.

— Fíjate que Rose no creo que deje la fotografía. Está trabajando muy duro últimamente para tener más reconocimiento, y no le va nada mal.

— Me alegro tanto por ella... Y bien, ya basta de habladurías. Vámonos, que luego se me hace tarde... — Leo reaccionó apresurado y subió al carro, esperando a su fiel amigo.

Leandro ManobanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora