Verdades.

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Leo llegaba a su hogar, con mil preguntas en su cabeza... Bajo las cosas del auto y entro a la casa, se encontró con Jennie vestida fin una camisa suya, la cual apenas le cubria su trasero.

— Amor, llegas justo, he terminado de hacer el desayuno, espero no te moleste que haya ocupado tu cocina sin permiso — dijo sin mirarle aún.

Leandro le seguía viendo y bajo su vista a su vientre, preguntándose si realmente allí había un bebé y por qué la peli naranja no se lo había dicho.

— ¿Leo? Estás distraído ¿Ocurre algo? — pregunto la chica al no recibir respuesta y ver a su novio pensativo

— Yo... Traje tus cosas, tome lo que pensé ibas a ocupar, de hecho lo hice pensando en que pasarás conmigo unos días más... Te llevaría y buscaría a tu trabajo, nuestros horarios casi coinciden.

— No quiero causarte molestias Leo, yo estaría encantada de pasar más tiempo junto a ti. Pero tampoco quiero ser una carga más en tu día.

— Te aseguro que estará todo más que bien...

— Vale, de acuerdo — la peli naranja se acercó a Leo y le bese para luego sonreír tras lo extraño que su novio actuaba.

— Huele rico, ¿Desayunamos? — dijo entonces Leo.

— Espera... — soltó Jennie de repente y ahora sonaba alarmada — déjame verte bien

La chica tomo el rostro de Manoban y le giro a la derecha dejándole ver el corte en su ceja que estaba volviendo a sangrar. Jennie rápidamente tomo una servilleta que había sobre la mesada y con ella presionó con fuerza en la herida.

— ¡Auch! ¡Jennie eso duele! — se quejó el pelinegro

— ¿Si? Pues también me duele que me ocultes cosas — dijo seriamente — ¿Que te ha pasado que traes este corte?

— Nada solo un accidente, no te preocupes — dió una media sonrisa — mejor desayunamos antes de que se haga más tarde ¿Si?

Leandro no podía inventar una historia que cubriera el verdadero motivo por el cual traia un corte en su ceja. Pensaba que si quizás hubiera sido más ágil y de haber podido esquivar el golpe, ahora no pasaría por esta situación.

— Bien, desayuna tranquilo, yo me voy a casa. — se separó de el — Es lo mismo que ignore la situación desde allí, que aqui mismo, solo que literalmente no me verás la cara de estúpida — Jennie tomo la bolsa que traía sus cosas y se dirigió con prisa hacia las escaleras para subir al cuarto y cambiar su ropa.

Leandro no esperaba esa reacción de su chica, estaba aún más confundido que antes. Debía impedir que la peli naranja se enfadara aún más y se fuera. Subió corriendo a la habitación, tocó la puerta y abrió dejando ver a una Jennie ya terminando de vestirse, tomaba su cartera y quedó en frente a Manoban.

— Jennie, ¿De verdad vas a irte? ¿Es para tanto?

— No lo se Leandro, tu dime. ¿Es para tanto?

— He tenido una pelea, eso es todo. — suspiro — por favor bajemos a desayunar ¿Si?

— ¿Por qué te has peleado? ¿Quien te golpeó? — insistía la chica

Las preguntas no acabarían nunca si no se respondían con la verdad. Pero Leo necesitaba también respuestas y la sutileza se había ido de paseo.

— ¿Por que no me dijiste que estás embarazada Jennie? — dijo ahora de forma sería — ¿es del imbécil de Taehyung? ¿Por eso no me lo dijiste?

El rostro de Jennie se había transformado a uno de asombro y luego solo podía verse miedo en su mirada, poco segundos después paso a preocupación.  Dio unos pasos atrás y se sentó en el borde de la cama, cerro los ojos cuando sintio que una lágrima iba escapar pero fue inútil, ya bajaba por su mejilla.

Leandro ManobanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora