Futuros Padres

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Narra Jennie.

Apenas puedo creer la idea de que en unos meses seré mamá. Aunque prácticamente ya lo soy desde la gestación. He estado completamente nerviosa desde que me he enterado de la noticia.

Contárselo a Leo estaba en mis planes, es el papá de este pequeño que crece dentro de mi, pero se enteró antes y no de una agradable manera como me hubiera gustado, jamás me lo habría esperado y agradezco que el sea tan comprensivo.

Me he puesto a pensar en lo rápido que todo ha estado ocurriendo entre los dos y es increíble realmente. En el poco tiempo que le he conocido nunca le he visto tan emocionado como tras enterarse que espero un bebé suyo. Es algo maravilloso verle tan contento pero a mí los nervios me están consumiendo. El próximo sábado conocere a su familia y ese mismo día daremos la noticia. Aún mis padres tampoco están al tanto de que serán abuelos, Leo incluso quiere que pase más días en su casa para ir acostumbrandonos a vivir juntos y yo estoy que no me la creo.

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Viernes.

— Jennie, cielo ¿Que ocurre que no puedes dormir?

Leo se había tirado mejor para observar a Jennie quien se había sentado en la cama después de no lograr dormir

— Son los nervios... ¿Y si tus padres me odian después de decirles que serán abuelos? ¿ Y tus abuelos si piensan que soy una irresponsable por no haberme cuidado cuando teníamos sexo?  Y si se enfadan contigo por qué no me consideran una buena mujer para ti, dios que pasa si...

— Cariño tranquila, relajate ¿Si? Yo estoy nervioso también. ¿Estás segura que no quieres que invitemos a tus padres también? — decía con calma el pelinegro — podríamos ahorrarnos muchos nervios extras de otro día.

— No se amor, quizás sea lo mejor anunciar a nuestras familias reunidas juntas.

— Mañana por la mañana les llamas ¿si?  Por lo menos si reaccionan mal pueden irse cuando deseen ya que nosotros estaremos en nuestra casa y ellos son la visita.

— Que bien suena eso...

— ¿Mm? ¿Que cosa?

— "Nuestra casa" suena muy dulce cariño

— Lo es amor, ya mejor termina de mudarte ¿Si?

La peli naranja soltó una carcajada

— Es más, mañana mandaremos a que vayan por todo lo que ocupes y lo traigan aquí.

— Toda la ropa es prioridad por favor y mis macetas, mis pobres plantas deben de estar pidiendo agua...

— Pero si le dejaste a cargo eso a tus amigas...

— Si las regaron una sola vez, fue mucho, creeme — suspiro

Ahora Leo reía y se acercó a depositar un beso en la mejilla a su mujer, no estaban casados pero compartían cama y habían hecho el amor muchas veces ya como para seguir llamándose novios.

— Creo que me siento un poco más tranquila — decía ahora Jennie

— ¿Si? ¿Quieres que te traiga un poco de agua? ¿Necesitas algo?

— No mi amor, estamos bien, tranquilo — acariciaba la mejilla del chico.

Leandro resultó ser aún más atento que antes tras saber que será papá. Eso no le sorprendió mucho a la peli naranja, estaba segura que sería así de cuidadoso siempre con ambos.

— De acuerdo cielo, descansa ¿Si? — volvió a besar a Jennie está vez en los labios y luego acaricio el vientre de esta y depósito un beso también a su bebé — tu también descansa mi vida

Jennie sonrió y se acomodo para dormir, ahora mucho más tranquila. Después de todo si llegaban a tener mala suerte de no contar con el apoyo de sus familias, ellos saldrían adelante solos con su bebé, aunque ambos abuelos no quisieran.

Mañana llamaría a sus padres en su hora de descanso en la cafetería y les daría la invitación, a lo cual sabía que ellos aceptarían.

Los Kim sabían que no hacía no mucho su hija salía con un joven que había conocido tras la ruptura con su ex Tae. Si bien ni a la señora ni al señor Kim le caía bien el muchacho estos rezaban porque está vez el nuevo novio de su hija fuera realmente un buen tipo. De no serlo, el señor Kim se prometió darle su merecido a la primera que hiciera llorar a su hija.

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Sábado

Leandro acababa de dejar a Jennie en su trabajo y ya iba llegando a la empresa de su familia.
Estacionó su auto y a los minutos ya estaba tomando el ascensor para el último piso, dónde se encontraba su oficina. A punto de cerrarse las puertas unas manos detuvieron el elevador.

— ¡Casi que no lo alcanzó! — jadeaba el hombre mayor — Muy buenos días hijo, ¿Cómo estás hoy eh? Es temprano y el jodido calor ya está molestando.

— Buenos días Abuelo, crei que hoy te tomarias el día por ser sábado...

— No que dices, tenía unas cosas importantes que hacer y no quería dejarlo para luego. ¿Al piso principal verdad?  — pregunto el señor Manoban presionando un botón del ascensor.

— Supones bien. Cambiando de tema estoy contento de que hoy vamos a conocer a tu novia Leo. Te he visto trabajar con más esmero está última semana y eso me hace pensar que está chica es buena pareja para ti — decía con una sonrisa en su rostro — te motiva en parte dándote buena energía y eso es fundamental en una relación.

— Si, así es abuelo. Estoy muy contento de tenerla conmigo — suspiro con amor

Las puertas del ascensor se abrieron e ingresaron al sector de trabajo.

—  Bien hijo, nos vemos en unas horas en tu casa. Hasta más tarde Leo.

— Nos vemos abuelo — respondió leo girando a sentido contrario del cuál había ido el señor Manoban.

En unos segundos ya estaba en su oficina. Tomo asiento y encendió su computadora al tiempo que sacaba de un cajón con llave una carpeta. Cuando iba a revisarla recibió un mensaje en su móvil. Le pareció un poco extraño porque era de Jennie.

No podía con los nervios y ya les he llata mis padres, les sorprendió por la hora en que les he marcado pero al final han dicho que asistirán y que están impacientes por conocerte

Leo sonrió con solo imaginarse a su mujer nerviosa y procedió a responderle rápidamente con unas pocas palabras para hacerla sentir más tranquila. Luego de recordarle que pasaría por ella procedió a seguir con su trabajo.

Leo también tenía un poco de nervios, pero sabía manejarlo bien, agradecía notar que las horas de ese día pasarán rápido.

Leandro ManobanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora