Parte 9

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— Hoy estamos aquí por.. Una situación diferente-

P. C;

Desde que desperté, el ambiente estaba siendo demaciado tenso, mis padres intentaban actuar normal (Cosa de la que me di cuenta) y, casualmente tenía cita con la psicóloga.
Ella cerró la puerta mencionando esas palabras y se sentó suspirando en su silla, sacando una caja de bajo del escritorio y mirándome fijamente.
— Tus padres me comentaron sobre tu fijación por la actividad sexual–

Quede atónito, mi cara comenzaba a sentirse caliente y me encoji de hombros, inclinandome hacia atrás. Sintiendo un escalofrío indescriptible para luego negar todo, pero eso no funcionó.

— La masturbación es algo muy común en los jóvenes como tu, cato–

Ella abrió la caja, y de allí saco algunos papeles con información. De acerco a mi y los dejo en mis manos. Eran escritos de personas anónimas, qué dejaban sus testimonios al respecto, explico ella.

— No lo quiero leer– lo deje de lado y desvíe la mirada, No se si lo que sentía era vergüenza o desesperación, siempre evite el tema, Tenía la suficiente confianza de que mis padres no hiban a hacer nada pero, me equivoque.

-¿Sabes que es la Hipersexualización?— Se sentó de nuevo, suspirando por mi rechazo y yo, solo deseaba qué se acabará la hora.
— No quiero hablar de eso—

La hipersexualizacion es la forma que tu cerebro tiene para manejar con el trauma, La mayoría de personas abusadas, presentan esto.
Consiste en el deseo sexual constante, Fantasías sexuales sin moral, masturbacion excesiva. ¿Te identificas con el concepto? —

Me quede sin aire. Era por fin mi oportunidad de hablar sobre lo que me pasa y, No es fácil de admitir, Pero si quería saber más sobre el tema. Quizás ¿quería ayuda?, pero veía sus ojos queriendo información, y me daba tanta pena decir que si, solo me aleje y mire el reloj.

— Deberíamos hablar de esto.–

No conteste. – Deberías dejarte ayudar. — No conteste de vuelta. – ¿Quieres ayuda? - dude, Jamas me había gustado la idea de venir a este lugar, con sus paredes frías, llenas de dibujos infantiles. Ya no soy un niño. Puedo con mis cosas solo y no nesesito ayuda. Así que negué con la cabeza y me levante.
—¿Puedo ir al baño? -
Ella negó con la cabeza. — No, Por que no quieres ir al baño, Quieres escaparte de la hora, Y si así lo deseas, aquí se termina la sección—

¿Así de fácil? — ella sonrió y me acerco los papeles. – Si, tu decides cuando y como. Pero, por favor leelo. -

Salí del consultorio con las hojas dobladas a la mitad, y esa sensación que sentía cuando era un poco más joven. Tenía miedo, pero no entendía por que.
—¡Cato!, como te fue¿–

Mi papá Gary me esperaba en la sala de espera con los brazos abiertos y una bebida dietetica en la mano izquierda, Pase de largo. Sentía grima de tener que hablar con el sabiendo que tenía tendencias sexuales. Ahora sentía los ojos pesados, el corazón alterado y, la mente nublada de recuerdos y experiencias, ¿Hipersexualizacion?.

_.

Llegue agotado, agodato de estar evitando a mis padres. De dar excusas, desviar el tema, deje mi cartera en la cama y cerré la puerta de mi habitación. Colocando cada candado con atención, Y mientras cerraba las persianas envolvía en mi cabeza las palabras que pude haber soltado con la psicóloga "Si, me identifico" solo eso hubiera servido para comenzar a llorar. Y me estaba arrepintiendo de no haber aceptado, pero no podía.

Algo que siempre me pasa. Nunca aprovecho el momento donde puedo escapar de esta maraña de mentiras, de cosas que me digo a mi mismo para dejar de sentirme tan mal, por que si no nesesitara ayuda no llenaría mis brazos de cicatrices, si no la nesesitara mi papá Gary no lloraría en silencio mientras limpia la cocina. No dejaría de comer un día entero, pero una cosa muy diferente es querer y tener. Y yo no quiero. Por que soy una de esas personas por las que los Moralistas lloran.

No es difícil, LO siento difícil. Prefiero acurrucarme en mis sábanas, muriendo de calor en el corazón. Sintiendo las lágrimas por mis mejillas y ese peso en el corazón de nuevo. Esperare a que desaparezca cuando me duerma.

G. G;

Veía junto a mi esposo una película en la sala. El me tomaba la mano con fuerza por que yo estaba llorando. Mi nariz roja me delataba y mi respiración cortada pedía un abrazo. Estabamos a oscuras. El no podía darse cuenta viendo mí rostro, pero aun así lo sabía ¿Por que solo sujetaba mi mano?, por que no me abrazaba como antes, que me decía que todo hiba a estar bien,  me llenaba de besos  y secaba mi rostro. Ese era el hombre del que me había enamorado. No de este, que me colgaba las llamadas y no me miraba a la cara cuando me decía que me amaba.

Cuando voltee a verlo, sus ojos estaban llenos de lágrimas también, para mi sorpresa, el volteo a mirarme también. No tenía en claro si lloraba por la película, o por nosotros. Por nuestro hijo, por lo que estaba ocurriendo y por que no podía decir lo que él quería con palabras, soltó mi mano y limpio sus lágrimas.
—¿qué sucede? – negó con la cabeza en silencio y acarició mi cabello, deslizandose hacia mis labios y presionandolos.
— No quiero que rompas más lapiceros. –  baje la mirada, Más lágrimas salieron de mi y ahora recorrían por los dedos gruesos de mi esposo. — Por que llorabas, avo. –

"No lo entenderías"  dijo el
Idiota, quiero entenderlo. Quiero entenderlo por ti, por que es tan difícil que me digas que sucede¿

Impotencia paterna.[secuela] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora