Parte 19

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A.C;

Abrí la puerta, pase por desapercibida la sala, la cocina, los pasillos y entre a mi habitación, sentandome en la cama mientras me quitaba la chaqueta, de la televisión hue hablo;
—¿Seguir viendo una esposa de mentiras? –
Si le dije, Jennifer aniston me recuerda a mi rubio Gary. Y me sentía como un patán. Pero, la película era una de sus favoritas y graciosas.

Veía su lado de la cama he imaginaba lo que diría siempre de la película, se reiría, tomaría el control y repetiría ciertas escenas.., y me tomaría de la mano.

Me quite la camisa he intente dejar de pensar en el.  Había arruinado mi vida, Gary había desaparecido, quinn no me dejaba ver a mi hijo, estaba obligado a ver al maldito psicólogo y, sin mencionar que posiblemente dejaré secuelas en todos, por que, incluso hue me ha insultado, y mooncake me mira con odio, por que soy el malo de la historia y lo acepto.

Si tan solo hubiera sido más sincero con Gary, si le hubiera dicho por que siempre estoy a la defensiva. ¿Porque no lo hice?, por que soy un miedoso, qué no quiere enfrentar sus problemas, y que los acumula y acumula hasta que lástima al amor de su vida de nuevo.

En el psicólogo me explicaron qué estoy en la etapa de negación por la situación de mi hijo. Que no quiero aceptar lo que le paso. ¡Pero claro que lo acepto!, el desgraciado de lord comandante lo sometió a todos esos horrores siendo tan joven y yo no hice nada, y lo peor de todo es que es mi culpa.

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Estaba preparando la cena,  era algo simple por qué no tenía tanta hambre, pero realmente extrañaba la comida de Gary. Y no por que fuera buena, si no que, era especial por que era de el.

Me arrepentía de no haberle prestado mucha atención, me arrepentía de no haberle dicho lo que tenia en mente, por no hacerle caso, por lastimarlo.
Por no demostrar interés en mi hijo, por no ayudarlo. Y me sentía ahogado. Encarcelado en mis propias desiciones y sabiendo que jamás encajare en lo que nesesito ser para que me perdonen.

Extraño a mi familia. Pero, Creo que Gary esta mejor en donde sea que esta, no tiene que cargar con tanto.., quinn entiende mejor a cato qué yo. Y el le tiene más cariño.

Me sentía.. Destruido. Por mi mismo, ya no podía cocinar. Mis manos me temblaban y mi cabeza dolía. Mi respiración era tan tensa como en esos terrores qué tenía antes de ir a pelear, por que temia no regresar a casa para cuidar a mi hijo.

"Todos estaban mejor sin mi" Pensamientos autodestructivos válidos. No estaba en un hogar cálido pero pretendía que si, mi frialdad con todos me daba ese pesar, ese lamento tan frustrante.
Tome el cuchillo para carnes, y no lo pensé dos veces.

P.C;

Llegue al hogar de el novio de quinn bastante tarde, ya que decidí escaparme de la realidad con alexis, me noto bastante mal y me ofreció droga. Y ¿por que no? De todos modos estaba ya mi vida echada a perder, y fumar marihuana con un compañero de clases no me hiba a empeorar las cosas, Ash también se preocupo, en realidad todos, pero solo dije un "Estuve enfermo", y por eso tengo cara de que llore 15 horas.

Entre a el departamento con el pastel de Tamarindo qué la abuela de Liam había echo para mi, para mi recuperación, y la morena me recibió con un abrazo fuerte y cálido.
Deje el pastel en la mesa y cene con ambos humanos
—¿como te fue hoy? –
No los miraba a los ojos, solo jugaba con el tenedor y la comida — Bien supongo, pero.. –
Voltee a mirar a quinn. Quería hacerle una pregunta, pero más que eso, quería comentarle sobre mi reciente duda, de si en verdad yo ocupe el puesto de mi padre. ¡Y parece una locura!, y espero que no sea verdad.

—¿pero? – franklin sirvió de la bebida, cuestionandome mi larga pausa. — Tengo mucha tarea. –
Todos guardamos silencio y continuamos comiendo.
Quinn le hizo un gesto a su novio, y el se levantó de la mesa, y salió de el departamento para botar la basura.

— Cato - quinn se acerco a mi, poniendo su mano en mi espalda. — Frank me contó lo que sucedió en la madrugada, y creo que deberías volver al psicólogo–

Suspire, por que en realidad no quería ir a ese lugar, pero si lo nesesitaba. Y esta vez acepte sin quejarme, ella sonrió y el hombre regresó con una caja en las manos, la dejo en la mesa y me pidió que la abriera.

En su interior, había un cuaderno mediano de color amarillo, un llavero de defensa personal y un suéter qué lucia bastante cómodo, vino tinto con un texto que decía '¡tu puedes perra!', se me escapó una carcajada con eso, y cuando mis ojos se aguaron por el detalle, ambos me abrazaron con autorización, y por fin después de un cierto tiempo me sentí aliviado, con menos ganas de dejar de vivir.

Y quinn recibió una llamada al celular.

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Creo que actualizaré otra vez hoy, por que se acercan las navidades y yo soy una mamá responsable 🍓🌞

Impotencia paterna.[secuela] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora