𝘐𝘯 𝘢 𝘍𝘳𝘦𝘳𝘢𝘳𝘥 𝘞𝘢𝘺

𝘋𝘰𝘯'𝘵 𝘵𝘦𝘭𝘭 𝘮𝘦 𝘺𝘰𝘶 𝘭𝘰𝘷𝘦 𝘮𝘦

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MyLittlePizza96

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***Este fragmento es parte de un fic más grande que escribí hace años, pero nunca pude terminar. Actualmente me encuentro trabajando en él y las partes que ya estaban publicadas han sido editadas. Pueden encontrarlo en mi perfil bajo el mismo nombre de este fragmento. 

La puerta del autobús se abrió de manera violenta, dejando ver a un desaliñado Gerard. Parecía no haberse cepillado el cabello desde hacía bastante tiempo y aún había rastros de maquillaje en sus ojos. Detrás de él caminaba Frank, luciendo desesperado y gritando que volviera mientras el otro sólo lo ignoraba, abriéndose paso hasta su cama.

El menor de los Way giró los ojos desde el sofá y se puso los audífonos en un intento por desaparecer de la situación. Se lo había advertido a ambos, ahora solamente le quedaba escuchar las peleas que esos dos tenían y que con el paso del tiempo se volvían cada vez más comunes.

Había pasado lo que ya todos sabemos, se habían conocido en una fiesta organizada por su primera disquera y después Frank pasó a formar parte de la banda, solo había un problema, la relación que había comenzado entre esos dos.

Desde el primer beso, la primera caricia y la primera vez que despertaron sin ropa en la misma cama había lastimado al pelinegro.

Sabía que tenía una linda novia, Jamia, ¿cómo no recordar su nombre?, era la persona que reemplazaba su lugar, saliendo con Frank públicamente, tomados de las manos, compartiendo besos, tomando su lugar entre los brazos del guitarrista cuando los visitaba y se quedaba con ellos, robando toda la atención de los ojos castaños. Había sabido de ella desde un inicio, el problema eran las mentiras que el otro le decía cada vez que la chica se retiraba. Llevaba meses prometiendo y jurando que iba a dejarla y que entonces ellos dos iban a poder ser libres y salir públicamente, Gerard lo quería, quería poder sostener su mano cuando salían a comer con los chicos o salir a pasear juntos cuando se quedaban unos días más en alguna ciudad, quería dejar ese jugueteo en el escenario y demostrar que era algo más que solo un coqueteo tonto entre "compañeros" pero las mentiras solo lo hacían sentirse cada vez más inseguro, decaído y sus problemas con Frank aumentaban, ahogando su relación.

No entendía porque le susurraba que lo amaba y después simplemente lo cambiaba por ella, una y otra vez.

Dolía.

No quería que Frank siguiera mintiéndole a ella ni a él. No quería seguir siendo un juguete.

Engañaba a la dulce chica y jugaba con él al mismo tiempo. Jamia le agradaba, no hablaban mucho, pero podía notar desde lejos la bondad en ella, no merecía que su novio le hiciera aquello y Gerard se sentía mal cada vez que pensaba que él estaba contribuyendo a ese engaño, pero... Simplemente sentía que no podía escapar del menor, lo intentaba todo el tiempo, de verdad lo hacía, pero siempre volvía a creerle.

—Déjame en paz —habló con un tono de voz moderado a diferencia del que usaba el más bajo.

—Gerard, ven aquí, no entiendo porque te enojas, ya te lo expliqué —insistió, sentándose junto al de ojos verdes.

Gerard se había acostado y se había dado la vuelta, quedando de espaldas a su... ¿Pareja?, odiaba dudar que era lo que había entre ellos dos, tal vez solo era con quién Frank se acostaba cada vez que necesitaba sexo y Gerard era el tonto que cedía, cautivado por las palabras que salían de la boca del otro.

—Vete a la mierda Frank, ¿sabes cuánto tiempo llevas diciéndome lo mismo y no lo haces?, no puedo con esto, ahora déjame solo.

¿Cómo se siente tener el corazón roto?

—Gee... —su voz había salido más baja y calmada que antes, tomando del brazo al pelinegro y obligándolo a girarse para verlo. Vio las lágrimas deslizándose por las mejillas del chico, dejando un rastro pequeño y húmedo que limpió con cuidado.

Oh, así era justo como se sentía. Así era como dolía entonces.

—¿Por qué sigues mintiéndome? —preguntó con la voz rota, soltando un sollozo justo después—. Dices que vas a dejarla, pero después sólo... Sólo... —no pudo terminar, otro sollozo lo interrumpió, silenciando sus palabras.

El corazón del tatuado se estrujo al verlo así y se acercó a él, colocándose sobre el cuerpo tembloroso del cantante y rodeándolo en un abrazo cálido con el que pretendía calmarlo.

—Lo sé... y lo siento, de verdad lo siento. Tienes razón Gee, soy un maldito cobarde, no te mereces esto —acarició una de sus pálidas mejillas, mirando los ojos con leves marcas de sombra roja sobre sus párpados—. Ya no quiero verte llorar así, voy a dejarla, lo juro bebé, te amo, te amo solo a ti y siempre voy a hacerlo, haré todo por ti.

Palabras vacías que lo llenaban de vida.

Eran las mismas palabras de siempre, pero lograron convencerlo, era débil ante él, lo necesitaba a su lado para estar mejor y lo sabía, no importaba cuanto se repitiera que las cosas jamás iban a poder ser como él tanto deseaba.

Se acercó de manera cohibida a su boca, uniendo sus labios de manera lenta, besándolo y sintiendo las mariposas revoloteando en su estómago de la emoción. Todos sus sentimientos giraban en torno a Frank sin importar cuanto le mintiera y lastimara.

Lo besó, deseando que esta vez cumpliera su palabra, deseando que las peleas por esa razón desaparecieran y cuando la mano del más bajo se deslizó debajo de su sudadera negra, deseo olvidar que eso no pasaría jamás.

Y sólo lo olvidó, dejándose llevar, apoyando sus manos en la espalda ajena, sintiéndose sudoroso mientras jadeaba repetidas veces debajo de Frank, moviendo su cuerpo al ritmo que el otro marcaba, dejándose guiar, sintiendo las manos sobre su cadera y alrededor de su muslo, mordiendo y besando sus labios como le gustaba.

—Te amo —Frank lo miró a los ojos al decir aquello, haciendo su agarre más firme.

—T-te amo también... —Gerard tartamudeo un poco, pero logro corresponderle, volviendo a besarlo, perdido en el mar de sensaciones y la calidez del cuerpo tatuado sobre el suyo.

De verdad lo amaba y esperaba que esta vez, sus palabras fueran más que promesas vacías.

Si aquello fuera más que una cruel mentira...