𝘋𝘢𝘥𝘥𝘺 𝘒𝘪𝘯𝘬

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MyLittlePizza96

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Escuchó la puerta principal abrirse y cerrarse nuevamente, avisando que Frank había llegado.

Sonrió y se acomodó en el sofá, dejando espacio suficiente para que el mayor fuera capaz de sentarse a su lado.

El joven Way había conocido al alto hombre a través de una web, una web bastante específica de hecho.

A sus veintiséis años había decidido que estaba cansado, cansado de todos los idiotas con los que tenía una cita. Nunca sentía interés por ninguno o al menos así era con la mayoría, con el resto solo follaba una vez y no volvía a verlos, siendo realistas tampoco era como que quisiera volver a hacerlo.

Nunca le tocaban como quería que lo hiciera, por más que lo pidiera explícitamente, jamás lograba sentirse en la misma página cuando se trataba de sexo, ni siquiera le importaba que alguien lo amara, tenía suficiente consigo mismo, pero necesitaba sentir ese placer y compartirlo con un buen amante.

—Necesitas un Sugar Daddy. —Sugirió una rubia de ojos azules mientras compartían el almuerzo.

—No necesito el dinero.

—No es por eso Gee, tal vez alguno de esos hombres mayores tenga la experiencia que necesitas... además, ¿qué es lo peor que podría pasar? Ya has tenido citas horribles, conocido a chicos que son unos completos...

—Sí, sí, no me lo recuerdes. —Giró los ojos, apartando las aceitunas a una de las esquinas de su plato.

—Podría ser divertido.

Gerard lo pensó un momento y al final de la comida, terminó haciéndose un perfil en un sitio web especial buscar Sugar Daddy's. Colocó una breve descripción, especificando que no le importaba el dinero y eligió algunas fotos para hacer su perfil más llamativo mientras Sam le ayudaba con aquello.

—Bueno, ya está... Ahora tienes un perfil y seguro van a buscarte un montón de ancianos.

—Sam...  —frunció el entrecejo viendo la expresión de diversión de su amiga—. Sigo sin entender porque sigo siendo tu amigo.

—Por la misma razón por la que yo sigo siendo tu amiga, nos complementamos, aunque a veces seas un verdadero dolor en el trasero.

Pasaron un par de días en los que no sucedió nada importante, recibió algunos mensajes que descartó apenas los leyó. No le interesaban esas personas.

Se encontraba tomando el desayuno, revisando su celular cuando una nueva notificación saltó en la pantalla, capturando su atención. Presionó la notificación y se abrió aquel mensaje.

Era un mensaje breve, el hombre se presentaba y no se leía como uno de los otros desesperados que se habían puesto en contacto con él antes así que se permitió revisar el perfil.

Era jodidamente guapo. Sus ojos marrones parecían estudiarlo a través de aquella imagen y su cabello estaba perfectamente recortado, enmarcando su rostro. Se mordió el labio antes de volver a la pestaña del chat y responder.

Duraron algún tiempo hablando hasta que el mayor le pidió que se vieran en persona, en un lugar público por supuesto. Ambos estuvieron de acuerdo en ir a una plaza comercial, tal vez hacer algunas compras y comer algo mientras estaban ahí.

𝘐𝘯 𝘢 𝘍𝘳𝘦𝘳𝘢𝘳𝘥 𝘞𝘢𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora