𝘠𝘰𝘶 𝘢𝘳𝘦 𝘢𝘭𝘸𝘢𝘺𝘴 𝘭𝘢𝘵𝘦, 𝘎𝘦𝘳𝘢𝘳𝘥

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gatodeaccion

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Frank se encontraba haciendo una limpieza exhaustiva en su salón. Las fiestas se acercaban y tendría a la familia en casa. con el poco tiempo que tenía durante el día, esos pequeños momentos donde encontraba una o dos horas libres, tenía que aprovecharlas al máximo. Así que debía dejar totalmente pulcro el salón ya que hace meses que no podía ser meticuloso con la limpieza y tampoco confiaba en que otra persona le hiciera el trabajo.

Pasando el plumero por las fotos sobre su chimenea, uno de los portarretratos cayó al suelo y se rompió. Él pegó un grito cuando vio que era uno de sus favoritos porque guardaba una de las fotos más bonitas que tenía. Tomó la foto del suelo y con la escoba barrió los cristales rotos. Suspiró triste y se sentó en el sofá asimilando su pérdida... la foto tomada en la fiesta de su matrimonio se mantenía perfecta a pesar de los años. Luego, se dio cuenta que había otra foto pegada que casi no se notaba que estaba ahí, pero afortunadamente vio porque le recordó tantas cosas... como la primera vez que tuvo una pelea con su esposo.

—Prométeme que estarás en el lugar que te cito antes de las doce...

—Estaré ahí, no te preocupes, Frankie.

—No, de verdad, quiero que lo prometas. Quiero estar seguro de que llegarás a tiempo, Gerard.

—Oye, ¿por qué tanta desconfianza? —rio y se acercó a besar a Frank—, pero si quieres estar más seguro, te lo prometo. Estaré ahí a la hora que me digas.

—Es que te conozco, Gee... siempre llegas tarde. Te amo y todo lo que quieras, pero tienes un serio problema con ser puntual.

—Vamos a olvidar aquellas dos o tres veces que he llegado tarde a una cita nuestra, ¿bien? Prometo que llegaré a tiempo.

Frank volvió en sí cuando su esposo lo removió un poco de su sitio. Parpadeó un par de veces y sonrió cuando vio a Gerard preocupado por él.

—¿Estás bien? —Frank asintió y besó la mano del contrario.

—Perfectamente.

—Escuché un grito y me asusté.

—Ah, sí... es que se cayó mi portarretrato favorito, pero ya lo limpié. Oye, ¿recuerdas esta foto? —Gerard rio cuando vio a lo que Frank se refería, el tatuado enarcó una ceja disgustado—. No es gracioso.

Frank miraba como los fuegos artificiales explotaban en el cielo. En su pecho guardaba tantísimo enojo y decepción que solo pudo calmar levemente cuando las lágrimas salieron de sus ojos. Confió en Gerard, de verdad que lo hizo. Pensó que no le fallaría, pero podía ver cómo le interesó una mierda quedar bien con él y llegar en el momento que se le pidió. También había dejado a su familia para recibir el año nuevo con él, y simplemente no llegó.

Se levantó recogiendo los pedazos de su corazón destruido y empezó a caminar de regreso a casa, ya casi era la una de mañana y quizás todavía podía encontrar algo de alcohol para aplacar de momento el dolor que le provocaba estar enamorado de un completó idiota.

Gerard empezó a llamarlo mientras subía la colina corriendo, desgraciadamente ya era demasiado tarde y Frank no quería verlo. El otro muchacho se dio cuenta de ello cuando el de orbes pardas pasó a su lado sin siquiera mirarlo. Frank siguió caminando y otra vez le ganó el llanto. Nunca había peleado con Gerard, nunca le había dado importancia a esos retrasos que solía tener porque lo amaba mucho y siempre buscaba la manera de recompensarle la espera, pero esta vez se lo pidió encarecidamente y aun así le importó una mierda.

—Frankie, Frankie... espera, por favor.

—No, Gerard. Esperé mucho y terminas haciendo lo que te dio la gana. Déjame en paz.

—Cariño, pero déjame-

—No quiero que me expliques una mierda. Ya me di cuenta de que nunca te importó la petición que te hice.

—¡Ni siquiera sabes qué pasó ni me dejas darte una explicación!

—Porque tus excusas me importan una mierda ahora mismo, eres un impuntual de mierda. Siempre lo has sido, pero lo he dejado pasar porque nunca he querido que peleemos, pero para la primera vez que te pido que seas puntual y no me dejes tirado, haces todo lo contrario sin importarte nada. No quiero escuchar tus excusas baratas.

—Pues bien, no las escuches. Si no te importa nada de lo que tenga que decirte, tampoco me va a importar que esto quede aquí.

—¿Y tú crees que a mí sí? Si después de todo, tú y yo no tenemos nada oficial, y ahora después de esto, tampoco lo tendremos. —Siguió caminando enojado, Gerard no volvió a contestar nada y solo apretó el collar que llevaba en la mano, mientras las lágrimas le caían de los ojos.

—Claro que es gracioso, es nuestra primera pelea y la primera vez que rompimos.

—Sí, pero no es divertido recordar por qué terminamos.

—Bueno, si me hubieras permitido explicar que mi madre y hermano me jugaron una broma de mal gusto escondiendo el regalo que tenía para ti aquel día, las cosas hubiesen sido distintas. ¿No crees?

—Ya... pero también mi enojo era justificado, Gerard. Siempre llegas tarde a todo sitio.

—Ya no, mentiroso.

—Porque soy quién está detrás de ti, molestándote.

—Sí, pero lo importante es que no llego tarde más —Frank giró los ojos y sonrió. Su esposo se acercó a él y le dio un beso en los labios.

—Bien... como digas...

𝘐𝘯 𝘢 𝘍𝘳𝘦𝘳𝘢𝘳𝘥 𝘞𝘢𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora