Su estimada Claris Olsen

135 32 525
                                    

Lo primero fue ir a la clínica de Claris. Debía de darle la cara por ultima vez aunque eso terminara matándome.

-Silvi, buen día, salude

-Señor Jonathan, buen día

-Esta Claris?

-Si señor, lo anuncio?

-No, hace falta, Gracias

Al abrir la puerta, Claris volteó su mirada y su sorpresa fue evidente al encontrarme allí, ya que mi presencia a esa hora no era habitual.

-¿John, ¿qué haces aquí? ¡Qué linda sorpresa!

-Hola, amor.

-¿Paso algo?

Suspiré profundamente, pasando la mano por mi cabello. Hoy, justo hoy, se veía tan hermosa, tan perfecta.

No empezaría con rodeos iria al punto no seria capaz de alargar esta conversación.

-Necesito que hablemos.

-Te escucho -me dijo, arqueando la ceja al mismo tiempo que cambiaba su expresión corporal.

Ella se sentó en una esquina de su escritorio y yo me quedé frente a ella. Respiré hondo para reunir valor y continué:

-Sé que me dijiste que preferías que no viajara tanto, y te lo prometí. Pero mañana a las 8 a. m., tengo que salir del país por un tiempo indefinido para cerrar algunos negocios. Es realmente importante.

-Me prometiste eso, John. Te dije que si elegías irte por mucho tiempo, entendería tus prioridades, ¿y me dices esto?

-Lo sé.

-No, John, no sabes lo frustrante que es que siempre incumplas tus promesas.

-Por favor, Claris...

-No, Jonathan, por favor, no. Siempre es lo mismo, siempre huyes.

-No estoy huyendo...

-Entonces, ¿por qué no envías a alguien más a cerrar esos negocios? En esos habíamos quedado -me dijo con lágrimas en los ojos.

-No puedo.

-Jonathan Fuentes, eres mi esposo, y apenas pasas 5 días al mes conmigo.

-¿Crees que no lo sé? No creas que esto es fácil para mí.

-Claro que lo es. En los últimos años, eso es lo único que has estado haciendo. ¿Cuánto tiempo?

-Varias semanas o meses.

-Por Dios.

Claris se entregó a un llanto desgarrador que consumió todas mis fuerzas.

-Siempre me he considerado una mujer inteligente, pero al estar frente a ti, ante nuestro matrimonio en llamas, me siento una mujer tan tonta, siempre creyéndote todo.

-No me digas eso, por favor.

-Me estás lastimando, y mucho John.

-Necesito que me entiendas.

-Me pides mucho y das tan poco.

Sus palabras llegaron con un gesto de dolor en su rostro.

-¿Te doy poco? Mi vida entera es tuya.

-¿Por qué es tan fácil decirlo y tan difícil demostrarlo?

-¿No te lo he demostrado todos estos años?

-Solo quiero a mi esposo de vuelta -dijo entre lágrimas, -al hombre que coordinaba a mis espaldas junto con Mara, tres citas a la semana con tal de verme.

Estimada Claris OlsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora