La mujer que hace brillar mis ojos

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Ella tomo mi mano confundida, pero con una sonrisa cómplice. En la parte de atrás de la casa había una casa mucho más pequeña donde viven Lucía, su hija y Jeyco su nieto (mi verdadera familia) al bajarnos del carro Jeyco salió gritando:

Tío Jona, se lanzó encima de mi mientras yo lo alzaba

—¿Campeón como estas?

—Estoy bien tío Jona, mira mi camisa de es Spiderman

—Deja al tío Jona, vas a causarle una fractura en el cuello, dijo Lucí mientras abrazaba a Claris nuevamente

Tere, la hija de Lucía, apareció desde la cocina para conocer a Claris. Pasamos toda la noche riendo y compartiendo historias. La comodidad de Claris en nuestra compañía me llenó de alegría y gratitud. Era una sensación inusual. Miré a mi alrededor de nuevo y noté que Jeyco dormía plácidamente en los brazos de Claris después de jugar por mucho tiempo, mientras Tere y Lucí nos regalaban risas con sus recuerdos. Experimenté una plenitud desconocida hasta entonces. Aunque no podía vivir libremente mi amor por William y recibir su reciprocidad, me sentía completo de una manera única. Tenía todo lo que necesitaba aquí, Claris había aportado algo especial a mi vida.

Al final de la noche, Claris se despidió con un abrazo cálido de ambas, y la acompañé hasta el auto y luego volví para despedirme de Lucía.

Luci me miró seriamente cambiando el rostro que tenía frente a Claris y dijo:

—Tú y yo tuvimos una conversación importante hace unos meses, y lo último que recuerdo es que no involucraba a una chica.

—Nana, yo...

—Hijo, sé que este no es el momento adecuado para hablar, ya que ella está esperando en el auto. Pero ¿Qué necesito saber sobre ella que no me has contado esta noche?

—Nana, es complicado de explicar.

—Ella no debería pagar por los errores de otros, Jona. Reflexiona sobre lo que has vivido. Esa joven te mira con ojos llenos de amor.

—Nana, créeme que lo he considerado mucho. Han ocurrido muchas cosas, pero jamás heriría intencionadamente a Claris.

La miré con determinación. —Nana, la amo y le he prometido protegerla, no herirla, te lo aseguro.

—¿Y William? Pregunto sin un rastro de tranquilidad en el rostro

Su pregunta me dolió, y desvié la mirada para escapar de sus ojos que buscaban respuestas y yo no tenía una que darle. O quizás la tenía, pero el solo pronunciarla sería traicionar a Claris.

—Cielo mírame, respóndeme me dijo mientras levantaba mi barbilla

La mire a sus ojos color miel no podía mentirle, a ella no

—Nana solo por el la haría sufrir por el dejo todo.

Ella suspiro hondo tratando de contener las lágrimas y volvió ha hablar 

—Jona a pesar de que te he amado desde el día en que te tuve por primera vez en mis brazos, y eres igual de importante para mí que Tere, también entiendo cuál es mi posición, y no puedo intervenir. Pero, cariño, si no estás seguro de esto, detenlo ahora. Mira sus ojos cuando te mira y date cuenta de que, si ella se llega a enterar por otra persona de tus sentimientos, eso ocasionara que esos ojos nunca te vuelvan a mirar de la misma manera. Si ella te ama, entenderá y comprenderá que ahora la amas a ella. Ve al auto ella puede preguntarse porque duras tanto

La abracé con fuerza, sin desear soltarla. Contuve mis lágrimas para que Claris no se preocupara, pero en realidad, lo único que quería era huir. Me había dado cuenta de que era demasiado tarde para hablar, porque la amaba, y me aterraba decirle la verdad y perderla. Solo pude asegurarle a Luci que todo estaría bien, aunque sabía que eso no la tranquilizaría. 

Estimada Claris OlsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora