Pero fingiste todos estos años

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Los días sin Jonathan, desde que decidí no llamarlo más, fueron extraños, una mezcla de sentimientos que me jugaban una mala pasada. La cercanía de Will también estaba poniéndome en conflicto; comencé a verlo de manera diferente, redescubrí al hombre que conocí años atrás, apreciando lo guapo que se conservaba con el tiempo. Recordé lo que me atraía de él en la universidad. Su sonrisa resplandecía, y su hoyuelo se marcaba en la mejilla, haciendo que me sintiera avergonzada. Intentaba apartar esos pensamientos de mi mente, atribuyéndolos a la confusión causada por la ausencia de Jonathan y la amabilidad de Will.

Pero era mis pensamientos contra el que empezó hacer más notorio sus sentimientos. Por eso, intentaba esquivar la situación en citas. No puedo permitirme tenerlo frente a mí y seguir pensando en estas cosas. Es mi cuñado, el mejor amigo de Jonathan. Las noches eran eternas en esta casa tan grande y solitaria. Necesito liberarme de esta confusión antes de seguir viéndolo. Debo detener esto de inmediato; amo a mi esposo, o lo que fue de mi esposo.

Después de cinco largos meses, y mi confusión con Will, quise llamar a Jonathan una vez más, suplicando al cielo que respondiera. ¿En serio, después de estos meses, yo seguía aferrándome a la idea de que tengo esposo?

Llame a su celular y no respondió nuevamente, Por ultimo le envié un mensaje que decía I'm here, y no respondió dejando mi dignidad en el suelo. 

Las personas te lastiman solo tanto como tú se lo permitas. Me di cuenta de que era yo quien permitía todo esto, aferrándome a algo que él dejó claro que ya no existe.

Al sexto mes, como la peor esposa del mundo, empecé a sentirme cómoda con Will. A esperar su mensaje de buenos días y de buenas noches, comencé a dormirme pensando en las canas de su barba y en el olor de su perfume. Quise alejarme de él ¿Por qué lloro pensando en el solo hecho de traicionar a un esposo que no tengo?

Yo de verdad intentaba llevar mi vida con normalidad, esperando tontamente a mi esposo y tratando de quitar cualquier pensamiento de Will. A pesar de que se fue, sé que seguimos casados. He puesto límites con Will, pero toqué fondo y prácticamente no lo toqué; Jonathan fue quien me hizo tocar fondo.

Una mañana, al revisar mi correo, me encontré con el estado de cuenta de la tarjeta y descubrí un pago de un hotel en el país, lo cual despertó mi curiosidad. Continué leyendo y encontré más pagos locales. No podía creer que Jonathan estuviera en el país; esto no podía estar sucediendo. Seguí examinando y, al revisar otros estados de cuenta, confirmé aún más su presencia, todos los cargos del 18 al 29 del mes anterior coincidían.

Ese mismo día en la tarde fui al bufete, sabía que no lograría nada con Maggie así que fui más astuta. Fui hasta la oficina de contabilidad.

—Mauricio hola

—Qué bueno saludarla, me dijo el contador levantándose  de la silla y haciéndome pasar —¿Señora Claris en que puedo servirle?

—Mauricio, la próxima semana estaré viajando a España a ver a Jonathan pensaba si tienes algún documento para firmar y quieres aprovechar.

El tomo con su mano un pequeño archivero y empezó a sacar documentos.

—Bueno señora Claris creo que estamos bien, el mes pasado cuando el vino me dejo todo al día.

Un balde de agua me cayó encima, Jonathan vino, vino al país después de tantos meses y no me dijo nada, no se presentó a la casa.

—Perfecto Mauricio, le dije mientras me ponía de pie

Algo me dijo el pero no lo escuche, así como estaba temblando, confundía me encontré frente a Sofia la secretaria de Will la misma adrenalina me llevo hasta allá o un impulso del corazón.

Estimada Claris OlsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora