Mi juicio más importante

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Al fin algo estaba bien conmigo, estaba haciendo las cosas bien, cada día de mi vida me esforzaba por hacerla feliz a ella y a los suyos, Claris es un alma pura desea siempre hacer el bien y entendí que la forma más clara de hacerla feliz es haciendo feliz a los suyos.

Tome a Claris como mi mejor caso, acomode en mi cabeza todos sus sueños, prioridades, gustos incluso hasta las cosas que no le gustaban de forma que pudiera lograr tener el control de esto que iniciaba, saber que ficha mover, como expresarme y hacerla sentir bien cada día, este se ha vuelto mi juicio más importante y quería un gane para ambos.

Cada vez que se me entrega un caso nuevo coloco todo sobre la mesa, pruebas, testigos claves, testimonios, y lo mismo hice con ella, poniendo ante mí todo lo que esperaba ella de mí y lo lleve a cabo. Necesitaba ser perfecto para ella, no podía permitirme dar un paso en falso.

Una mañana Will me hizo una pregunta que estaba evitado

—Jona, ¿Cuánto tiempo llevas con Claris sin que nadie lo sospeche? ¿No crees que es hora de formalizar?

—Llevo varias noches reflexionando sobre eso Will. Pero y si todo se complica...

—¿Y de qué se trata, Jona? ¿De mantener una relación en secreto? Claro que no. Tus padres deben conocerla, el mundo entero. Han estado saliendo durante un buen tiempo, han construido una sólida conexión, conoces a sus padres. No puede salir nada mal.

— Sabes lo que los medios de comunicación pueden provocar, Will. Tú la conoces tanto como yo. ¿Será posible que pueda soportarlo?

— Joha, confía en ti. Tu no permitirás que le pase nada, y yo tampoco lo permitiré —sentenció.

En mi interior, sabía que el miedo me invadía. Probablemente tenía miedo de fracasar al exponer a Claris. Ya sentía un profundo cariño por ella, y no quería hacerle daño. Pero William tenía razón: tarde o temprano, todos se enterarían. ¿Habría llegado el momento adecuado? Después de esa conversación, el día se hizo largo, y me dediqué a pensar en ello. Era hora de que todo saliera a la luz, enfrentar a los medios de comunicación y exponerla a esta realidad.

Llegué a casa temprano, me di un baño para relajarme y, aunque deseaba ver a Claris, tenía que aclarar mis ideas, pensar en lo que haría y qué decisión tomaría. Preparé una cena rápida, pero antes de hacerlo, tomé el celular y le escribí a Claris, cancelando nuestra cita.

Escribiendo... "Amor, estoy un poco indispuesto. Ha sido un día agotador. Te escribo mañana."

Enviar...

Sin embargo, ella no respondió.

Probablemente se molestó. ¿Qué tipo de persona cancela una cita minutos antes? Ella detestaba la irresponsabilidad, y yo tendría que hacerme cargo de eso más tarde. Pero, justo esta noche, no. Necesitaba tiempo para reflexionar y considerar cuál sería el siguiente paso.

A las 7pm, sonó el timbre, lo cual me pareció extraño. Primero, porque rara vez recibía visitas, y segundo, porque habia una fuerte. Me acerqué a la puerta y, al abrirla, me encontré con ella: mi Claris. El destino la había traído hasta mí. Sostenía un paraguas en su mano izquierda, su cabello y su vestido estaban empapados,  las gotas de agua resbalaban por su rostro. Ambos nos quedamos en silencio durante varios segundos. Ella no apartaba la mirada de mí, y yo tampoco podía dejar de contemplarla.

— Amor, estás completamente mojada. Pasa —le dije, y fui a buscar una toalla para que se secara.

Cuando regresé hacia ella y le entregué la toalla, no había pronunciado una sola palabra. Simplemente tomó la toalla en sus manos y comenzó a secarse todo el cuerpo. Yo seguía atónito, pero una sensación de felicidad me invadía por completo al tenerla en mi casa.

Estimada Claris OlsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora