El cielo lucía muy azul ese día, el sol daba en toda su plenitud pero el viento refrescante lo contrarrestaba.
Su pelo se movía con el viento, muchas personas se lo quedaban viendo. Parecía un modelo y más con esa ropa que llevaba. Casaca negra de cuero y un pantalón también negro. Entró en una tienda de tatuajes. Jeon Jungkook trabajaba allí. Se había interesado por los tatuajes desde hacía cinco años atrás. Y, con esa idea, formó una tienda de tatuajes. Él era el único que trabajaba allí. Pero tenía un amigo que a veces lo ayudaba con los trabajos.
Ese día, en particular, iba a estar solo todo el día. Tenía en la mente una idea maravillosa de un dibujo. Agarró un cuadernos y empezó a plazmarlo en la hoja. Cuando ya estaba por la mitad, un chico entró. Jungkook dejó el cuaderno a un lado y se aproximó al chico.
—Quiero haceme un tatuaje —informó el chico.
—¿Tienes algo en mente?
—Sí. Un gato negro mirando la luna.
Jungkook entreabrió sus labios.
—Tenía pensado tatuarme una especie de corona con cadenas alrededor, o una calavera, pero me parece tétrico y no va conmigo.
—¿Es tu primer tatuaje?
—Sí.
—¿Y dónde quieres tatuartelo?
—En el brazo.
—Una zona visible —dijo Jungkook.
—Quiero ver cómo reacciona mi padre.
—Él no lo sabe —intuyó.
—No, por eso quiero hacerlo.
—¿No se llevan bien? —preguntó
El chico se encogió de hombros.
—Siempre intenta controlarme. Es una especie de rebeldía que se me metió a la cabeza.
Jungkook le dijo que se sentara en una silla y empezó su trabajo. En su carrera como tatuador había recorrido miles de tatuajes, desde flores o animales tiernos (gatos, perros), en caso de chicas; y, carros, nombres de chicas, retratos, y mujeres desnudas, en los chicos.
Veía un poco de dolor (o molestia) en el rostro del menor, pero no le dio importancia. Conforme avanzaba limpiaba la zona de la tinta y la sangre. Al cabo del pasar de los minutos, dio por terminado el trabajo. Envolvió el brazo y le dio las recomendaciones. Cuando el menor se disponía a pagar, alguien entró. Alguien que Jungkook reconoció al instante. Hacía bastante tiempo que no lo veía. Algunas arrugas adornaban su rostro y lucía más atractivo, si era posible.
El menor también observó al recién llegado. Y aunque antes hubiera dicho que estaba orgulloso de su tatuaje y que le haría saber a su padre sobre su rebeldía, el verlo allí lo dejó blanco, como si hubiera visto a un fantasma.
—Papá... —musitó.
Jeon miró al chico. ¿Acaso él era... el niño que cuidó? ¿Soobin?
Jimin agarró el brazo de su hijo y vio el tatuaje que estaba impregnando en su piel. Se notaba que estaba enojado.
—Qué. Te. Hiciste. En. El. Brazo —dijo detallando cada palabra. Anunciando amenaza y la pronta respuesta de su hijo. Este no sabía qué decir. Así que reunió fuerza y respondió:
—Un tatuaje.
Jimin se giró en dirección a Jungkook. Se acercó a él evadiendo las cosas y, sin que nadie se lo esperara, le dio una cachetada.
—Mi hijo es menor de edad, ¡cómo pudiste hacerle eso en el brazo!
—Tu hijo es ya grandecito para decidir qué hacer con su cuerpo —respondió Jungkook, mostrando su enojo.
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Admirador secreto |Kookmin
FanfictionPark Jimin, un chico de tan solo veinte años cuando tuvo a su primer hijo, cansado del matrimonio que tenía con Min Yoongi decide que le dé el divorcio. En esos días Jimin decide contratar a Jeon Jungkook para que cuide de su hijo por unas semanas...