Capítulo 19

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Jungkook corrió lo más que pudo. Tenía que alcanzar a Jimin. ¿Seguiría allí dentro? La conferencia que hicieron era un lugar que solo podían acceder los congresistas. Con eso se podía ver cuanto dinero tenía Min Yoongi. Y cuán grande era ese lugar. Posó su mano en el pasamano de la puerta dispuesto a hacerla ceder... Hasta que alguien la abrió para él desde adentro. Era Jimin. Sonrió ladino. Ambos se encontraron. Ambos se sonrieron. Luego oyeron pasos. Jimin al estar de espaldas no podía verlo, ni quería ver lo que pasaba, solo Jungkook se dio cuenta. Eran personas que vestían con terno, entre hombres y mujeres, algunas tenían un micrófono en la mano, pudo distinguir los logros de distintos medios de comunicación. Detrás de los periodistas venían los hombres con sus cámaras transmitiendo en vivo y en directo. Varios flashes saltaron a la vista de ellos.

—¿Por qué estás aquí? —preguntó Jimin.

—¿De verdad lo hiciste? —su sonrisa no tenía comparación.

—¿El qué? —Jimin puso un dedo sobre sus labios, a modo de no saber de lo que Jungkook estaba diciendo.

—Dejaste a Yoongi...

Más flashes se alzaron.

—No solo lo dejé…

—No, es verdad —sonrió—. Dijiste la verdad.

—¿Qué pensaste? ¿Qué aceptaría ese matrimonio? Nunca volveré con Yoongi. Y Soobin tampoco.

—Me alegra oír eso.

Jimin miró hacia todos lados como recién dándose cuenta que estaba rodeado de personas.

—¿No pueden dar un poco de espacio?

—Señor Park, ¿quiere decir algo respecto a lo acontecido hace minutos con el señor Min?

Jimin mojó sus labios con su lengua.

—Todo lo que dije es cierto, así que no tengo que decir nada más al respecto.

—¿Este joven de aquí no es el chico con el que engaño al señor Min hace años atrás? ¿Algo que decir de eso? —preguntó otro periodista.

Jungkook dio un paso adelante pero Jimin se le adelantó.

—No; este joven de aquí, como lo llamaste, se llama Jeon Jungkook. Y yo no engañé a Yoongi. Yo siempre respeté nuestro matrimonio así haya vivido un infierno con él. Y no permitiré más preguntas. Y una aclaración más: Jungkook al menos hizo algo bueno cuando golpeó a Min hace años atrás, el hecho de haberme alejado de este país de corrupción. Y de personas que solo se basan sus noticias con chismes y palabrería de lo que van escuchando en el aire. Sin fundamentos. Ahora me retiro, que mi hijo me está esperando.

Jimin agarró de la mano a Jungkook y salieron del lugar.

***

Ambos sonrieron. Estaban frente a un parque solitario. Jungkook fue el primero en dar un paso hacia Jimin. Y luego otro. Y otro. Hasta quedar los dos tan pegados que ni una lámina podía pasar entre ellos. Jimin elevó su cabeza para poder ver a Jungkook. Algo que se le hizo tierno al menor.

—¿Y…?

—¿Y…? —repitió Jimin.

—Jimin, quiero pasar el resto de mi vida contigo.

—¿Estás seguro?

—¿Por qué lo dices?

—Mira que ya casi cumplo los cuarenta. Me estoy poniendo viejo, estirado, voy a parecer un Dumpling. Además de que mi cabello se empezará a caer, me saldrán canas…

Jungkook rio de eso.

—Suena un plan maravilloso verte así. Serías más lindo. Mucho más.

—No, no suena lindo ni bello de ver. No me gustaría que me vieras así de viejo.

—Jimin, no estarías así de viejo. Estarías así de maravilloso entrando en una nueva etapa de tu vida.

—Eso que dijiste estuvo...

—Grandioso, lo sé.

—Hubiera sido más efectivo que me hayas besado cuando comencé a decir tonterías.

Jungkook parpadeo.

—Tienes razón. ¡Cómo no lo había pensando antes! ¡Dios, qué estúpido! —se agarró la cabeza con ambas manos.

Ahora fue Jimin el que se rio.

—Aun no es tarde...

Jungkook lo miró. Ya no veía al chico de quince, diecinueve o de veinticinco años. Veía a un Jimin de treinta y ocho años. Con algunas arrugas en su rostro. Su cabello castaño —ya no el rubio teñido de su juventud— lucía más claro, las típicas patas de gallo en sus ojos, sus labios un poco más finos. Pero estabas más hermoso así.

—Aun no es tarde… para estar contigo. Jimin, no solo quiero besarte en este mismo momento, quiero hacerte el amor, quiero verte envejecer, quiero formar una familia contigo (eso ya está hecho con Soobin), quiero estar toda una vida contigo. Te quiero, más que eso... Lo eres todo para mí.

—Jungkook...

—Aun no he terminado. Park Jimin —se arrodilló ante él—, ¿me permites pedirte que seas mi esposo?

—Sí…

—¿Puedo ser tu esposo, Park Jimin?

—Sí, claro que sí.

Jungkook se levantó y cargó de la cintura a Jimin. Fue unos segundo se magia y alegría lo que recorría a la pareja. Cuando Jimin tocó el suelo frunció el ceño.

—Pero Jungkook...

—¿Qué? ¿Pasa algo?

—¿No vas a besarme? —le reclamó. Se cruzó de brazos.

—Te juro que me estado aguantando las ganas de hacerlo. No quiero sonar desesperado.

—¡Ningún desesperado, bésame ya!

Jungkook se apresuró a hacerlo. Sus labios y los de Jimin se unieron en un beso lento. Solo de labios cerrados, luego se abrieron poco a poco como un capullo. Era un baile entre los dos. Un baile lento, hermosos y espero por más de diez años. Sí, porque no lo iba a admitir. Jimin había esperado ese beso tanto como Jungkook lo había hecho. Es más... Él también había observado a Jungkook antes de que cuidara a su hijo. Un adolescente perdido en su mundo. Pero jamás entre esas veces vio que Jungkook también lo observaba.

Ese día la nieve empezó a caer.

La primera nevada.

Admirador secreto |KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora