Capítulo 13

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Seguía empuñando sus manos, dejó de hacerlo cuando sintió una pequeña mano sobre la suya. Volteó y vio a Jimin, y logró calmar su temperamento.

Odiaba todo eso; odiaba a Yoongi, ¿qué derecho tenía el venir y decir todas esas estupideces? Exacto, ninguna. Y, es más, se escusaba con el comportamiento de su hijo, Soobin.

—Ya se ha ido —dijo Jimin. Jungkook sabía que lo decía para que olvidara todo el feo momento que pasó, y así fue.

—¿Estás bien? —preguntó Jungkook.

Jimin carraspeó y ocultó su cuello con su camisa. Miraba de un lado a otro sin fijar su vista en Jungkook. Estaba nervioso. Y eso Jungkook se dio cuenta.

—Esto no debe quedar así, Jimin. Debes ponerle una denuncia. Que se mantenga alejado de ustedes y...

—No, Jungkook —lo interrumpió—. No lo entiendes.

—Sí lo entiendo. Puedes ponerle una denuncia, te darán la custodia de Soobin y todo estará bien. Jimin...

—Yoongi tiene a los mejores abogados de su lado. Si intento pelear contra él sin duda perdería.

Jungkook empujó su lengua contra su mejilla.

—¿Tienes miedo? —preguntó.

Los ojos de Jimin se volvieron agresivos. Supo que había cometido un error al no sentir la mano de Jimin sobre la suya.

—Sí, tengo miedo. Miedo de perder a Soobin... —dio un suspiro—. No quiero discutir, lo siento.

—Traeré hielo para tu... —señaló el cuello de Jimin. Una no tan fina línea decoraba su cuello y se estaba tornando de color morado.

—No se preocupe, señor Jungkook —se adelantó Soobin. Jungkook sonrió cuando escuchó cómo le había llamado. Igual que hacía años—. Lo traeré yo.

Jungkook le dio una mirada de agradecimiento. Puso su mano en la espalda de Jimin y ambos fueron hacia la sala. Se sentaron uno al lado del otro, en silencio. A veces las palabras sobraban en momentos así.

Soobin no tardó mucho en traer dos paquetes de hielo. Alcanzó uno a su padre y otro a Jungkook. Él solo se limitó a pasar de una mano a otra el paquete de hielo.

—¿Qué haces? —inquirió Jimin. Daba pequeños toques con el paquete de hielo sobre su mandíbula y cuello.

—Nada.

—No hablo de eso. Qué haces con el hielo. Póntelo en el labio, está muy hinchado. Y no creo que tú, ni yo, ni nadie, querrá ver su cara fea, ¿no es así?

Con esas simples, palabras Jungkook sonrió. Jimin seguían teniendo su humor y carácter simpático a pesar de las circunstancias. Lo admiraba. Jimin acompañó su sonrisa con la suya propia.

—Anda, no seas terco —siguió diciendo. Tomó el paquete de hielo de las manos de Jungkook y se lo puso en el labio de Jungkook—. ¿Así, ves? —daba pequeños toquecitos sobre su labios cómo tratando de no hacerle doler, si eso era posible.

Jungkook solo tenía su vista fija en los labios entreabiertos de Jimin. Estaban secos, pero eso no quitaba su atractivo. Su piel era tan tersa y cuidada. Seguía queriendo saber su receta secreta para obtener esos resultados; y sus ojos, ¡cuántas veces se había perdido en su mirada hacía diez años! Y lo estaba haciendo ese día. Volvía a perderse nuevamente en su mirada. Y sabía que lo iba a hacer en un futuro.

—¿Qué tanto me miras? —quizo saber Jimin.

El rostro de Jungkook se torno rojo, pero logró disimularlo agarrando él mismo la bolsa de hielo y parándose, dando la espalda a Jimin.

Admirador secreto |KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora