Jungkook carraspeó. Estaba frente a la casa de Jimin. Sí, ese chico del cual lleva mucho tiempo enamorado. Miró una vez más su ropa esperando que estuviera impecable, como cuando salió de su casa, y así era.
Llevó su mano por sus cabellos, tratando de peinarse. En su casa —bueno, casa de sus padres— se paró frente al espejo viendo su ropa y peinado por todos los ángulos posibles. No quería lucir impresentable al estar frente a frente, por primera vez, con Jimin.
Al creer que estaba todo en orden presionó el timbre. Esperó más de lo que hubiera pensado. Nada. Nadie abría la bendita puerta. Frunció el ceño, ¿no estaban en casa?
Volvió a presionar el timbre y esperó. La puerta se abrió un poco y se asomó una cabellera rubia. El corazón de Jungkook se aceleró al ver las facciones perfectas de Jimin tan de cerca. Se quedó sin habla y eso solo hizo que empezara a tartamudear, estaba rojo. La primera vez que hablaba con su amor platónico y ya estaba haciendo el ridículo. Estupendo, Jungkook, sigue así.
—¿Puedo ayudarte en algo? —preguntó Jimin, todavía con su sonrisa en el rostro.
—Mhm… Eh, sí… yo… —Intentó decirle que estaba por el trabajo posteado en una página para el cuidado de su hijo, pero ya la puerta era la única que lo estaba escuchando. ¿Acaso Jimin le había cerrado la puerta?
¿Acaso lo había espantado? Esperaba que no. No iba vestido muy sofisticado, pero tampoco como si fuera un vagabundo. Según él iba vestido bien, ¿entonces por qué le había cerrado la puerta en sus narices?
Estaba claro que no iba a darse por vencido. Esperó paciente a que Jimin volviera a salir. Pero eso no pasaba. Jungkook dio un paso en retroceso dispuesto a irse, pero la puerta se abrió de nuevo. Esta vez mostrando a Jimin un poco agitado.
—¿Vienes por el trabajo de cuidador de mi hijo, no es así?
Jungkook abrió sus labios, mas no dejó salir ni un sonido. Simplemente asintió con su cabeza.
—Eso pensé —dijo, abrió más la puerta—. Entra. Adentro hablaremos mejor.
Le hizo caso. Pasó por su lado, sintió el aroma de algo suave y exquisito. No tuvo tiempo de explorar más ese olor, lo cual lo decepcionó un poco.
La casa lucía hermosa, limpia. Parecía que todo tenía un lugar, desde los cuadros hasta el cenicero que había sobre la mesa.
—Siéntate. —Jimin hizo lo mismo al frente de él—. ¿Cuál es tu nombre?
Bueno, ya iba a iniciar las preguntas.
—Jeon Jungkook, pero dime solo Jungkook.
—Jungkook —repitió de manera más lenta, como si estuviera saboreando el aire—. Es un bonito nombre. Mi nombre es Park Jimin. No te había visto por acá, ¿vives cerca?
—Sí, a no más de diez cuadras.
Jungkook trataba de no fijar su vista en un solo punto y menos en la persona que estaba delante suyo. Estaba empezando a ponerse nervioso, más nervioso que antes, y no quería sudar. Jamás.
—Eso es bueno —apreció Jimin—. Me resultará más fácil el llamarte. Tengo muchos cosas que hacer algunos días y no estoy en casa. Tengo dos sirvientas que me ayudan en el tema doméstico de la casa, pero muy pocas saben controlar a Soobin. Por eso quería a una persona que pueda ayudarme de esa parte. Soobin es… un poco complicado. Ya he contratado muchas señoras pero todas renuncian al cabo de cuatro días. Estoy perdiendo la paciencia un poco, ya que en tres días tengo una conferencia que dar y no voy a estar por algo de dos días, al igual que Yoongi, mi esposo.
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Admirador secreto |Kookmin
FanfictionPark Jimin, un chico de tan solo veinte años cuando tuvo a su primer hijo, cansado del matrimonio que tenía con Min Yoongi decide que le dé el divorcio. En esos días Jimin decide contratar a Jeon Jungkook para que cuide de su hijo por unas semanas...