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TaeHyung se sentía nervioso, inquieto

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TaeHyung se sentía nervioso, inquieto. Estaba desconfiando de tantos, todo por culpa de JungKook. Miraba a gente que simplemente se acercaba a saludarlo con horror y se escabullía con rapidez cuanto antes. Se sentía vigilado, aunque ningún ojo estaba sobre él; se sentía desconfiado y solo, cuando estaba rodeado de muchos que lo amaban; quería decirle a su madre lo mal que estaba con JungKook, pero simplemente las palabras no salían.

JiMin y YoonGi sabían que JungKook era el culpable de la paranoia del menor, sentían que él era el único culpable, y no los exámenes como siempre se excusaba TaeHyung. Y aunque YoonGi trató de hablar con el rizado, todo lo que obtuvo fue un fuerte empujón contra las taquillas y JungKook agarrándolo por el cuello de la camisa.

Todos sabían que JungKook tenía la fuerza de un león, que era tan territorial como uno, y que no le gustaba compartir nada.

Y TaeHyung parecía un maldito juguete para él.

TaeHyung estaba mal, TaeHyung se sentía mal desde hace dos semanas, desde que habló con JungKook. Usa la excusa de que necesita estudiar para no salir de casa, y así que JungKook no lo esté vigilando. Porque sabe, siente y huele que JungKook envía a sus amigos a saludarlos. Porque Shownu nunca lo saluda todas las mañanas, porque Mark no es tan despistado como para acercarse a él y pedirle siempre los apuntes de física, porque HyunJin nunca rondaba tan cerca de él.

Estaba mal, y él lo sabía, pero la paranoia lo comía todas las noches. JungKook lo estaba vigilando, jamás se desprendería del rizado por completo, JungKook lo estaba acechando.

NaRa se había preocupado un poco, sintiendo a TaeHyung decaído y ya ni siquiera tenía el ánimo de molestar a Tzuyu, aunque la pequeña presionaba y presionaba para irritar a su hermano. O cuando Joong-Ki decía de ver esa vieja serie que tanto adoraba TaeHyung, pero el ojiazul se excusaba diciendo que no tenía tiempo y que otro día sería.

Pero ese día nunca llegó, ni esa irritación en la cara de TaeHyung. Nada llegó, en esas dos semanas.

Excepto hoy, que TaeHyung mostró una emoción por primera vez en dos largas semanas: horror y sorpresa. Era jueves, lo cual era un alivio porque solo faltaría un día para estar relajado el fin de semana. Lo que no esperaba, en absoluto, es que MinJae fuera a su casa.

— MinJae, por favor, te lo pido — suplicó TaeHyung paciente, algo desesperado — Vuelve a tu casa, yo estoy bien.

— No, no lo estás. Por eso estoy aquí — señaló el alto, que llevaba ese día un pañuelo rojo en la frente — ¿A qué le temes, TaeHyung?

— No le temo a nada, deja el tema de una vez...

— Me estás mintiendo — decretó MinJae, y no alzó la voz en ningún momento a pesar de que su paciencia se agotaba después de haber estado durante veinte minutos discutiendo con TaeHyung — TaeHyung, por favor, solo quiero que estés bien.

— No necesito ayuda ni nada, estoy perfectamente — el ojiazul desvió su mirada, porque sentía que la oscura mirada del mayor le calaba los huesos y veía más allá de su alma. Se estremeció, porque sabía que MinJae podía leerlo.

El pálido lo miró comprensivo, suspirando y respirando hondo. TaeHyung mordió su labio inferior, porque se sentía como una mierda. Llevaba así dos malditas semanas, sintiéndose fatal sin razón aparente.

Tae...

— Por favor, nos estoy haciendo un favor a los dos — TaeHyung se atragantó con sus palabras de tan rápido que lo soltó. Seguía en su puerta, abrazándose a sí mismo por el viento que corría por Seúl.

Pero MinJae no se inmutó, ni siquiera tiritó. Parecía que el estado de TaeHyung le era más importante.

— ¿A qué te refieres con eso? — inquirió MinJae, tan suave y liso como siempre — TaeHyung, no estás haciendo un favor a nadie. Te vas a matar a ti mismo, si sigues con esto, te estás aislando.

— Solo quiero que me dejes en paz, es todo — gruñó el ojiazul, y estaba siendo grosero y brusco. Pero necesitaba que MinJae saliera de ahí lo antes posible, o JungKook iría a por él. O iría a por ambos.

— Genial, vengo a tu casa un día que el viento está como la mierda, falto a mi trabajo en el bar para ir a tu casa, me he vestido lo mejor que tengo para que tu padre no me mire mal, ¿y aun así me gruñes y me dices que me vaya? — MinJae encarnó una ceja, y vio los ojos de TaeHyung pasar de defensivos a arrepentidos.

— Yo... — titubeó TaeHyung, pareciendo tener ganas de llorar y romperse ahí mismo — Lo siento mucho, MinJae. Tú e-eres demasiado bueno conmigo y no puedo dejar que él te haga daño, por favor...

TaeHyung quería gritar auxilio, quería gritar que estaba asustado y aterrado, que todo aquello le estaba jodiendo la cabeza tanto que no podía más. Quería llorar y tirar fuertemente de sus cabellos y sollozar hasta que perdiese la voz, hasta sacar todo lo que estaba formándose en su pecho; todo ese dolor y soledad, esa paranoia que lo comía por las noches.

TaeHyung quería pedir a gritos ayuda, pero si lo hacía le iría a peor. Todo iría a peor: la vigilancia, la manipulación, la mirada de JungKook sobre él sería más y más intensa...

Todo era una pesadilla, TaeHyung ni siquiera estaba seguro de que JungKook lo vigilase, pero la inquietud y la inseguridad le hacían un mal efecto.

Entre los brazos de JungKook se sintió siempre seguro y protegido; bajo sus brazos, su mirada, sus caricias y sus besos. Pero ahora lo único que sentía era pavor y miedo, como un ternero indefenso; él era la presa, y JungKook era el cazador.

JungKook lo acechaba y lo seguía, era como un cazador rastreando al conejillo que cazaría. JungKook lo estaba volviendo loco, y ese no era el JungKook que conocía y del que se enamoró perdidamente.

Las lágrimas que corrían por su rostro helaban sus mejillas por el camino aguado de ellas en su piel, combinadas con el frío y fuerte viento. Ni siquiera sabía que estaba llorando y temblando frente a MinJae.

Ni siquiera se había percatado de que MinJae lo estaba abrazando contra su pecho; con una mano frotando su espalda de arriba a abajo y con su brazo tatuado cerniéndose a su cintura para sostenerlo.

— Vas a estar bien — susurró MinJae, y TaeHyung por primera vez lo creyó. Besó su frente y su cabeza un par de veces, volviendo a posar su barbilla sobre la cabeza de TaeHyung — Voy a protegerte, vamos a estar bien.

TaeHyung se aferró fuerte, porque él quería que las cosas fueran así.

Y a MinJae no le importó abrazar a TaeHyung todo el tiempo, aun con el violento viento que chocaba con su espalda y le calaba los huesos. Le daría calor a TaeHyung, se aseguró él, ya que JungKook no lo haría, él será quien lo hará.

— Vamos a estar bien... — repitió TaeHyung en un susurro, su mirada asustada y aguada perdida en algún lugar del suelo de madera del porche de su casa.

Agresivo ✧ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora