Love Gummy - SHIMKONGZ.

013

Gyuvin caminaba a la escuela mientras en sus pensamientos sucedían un millón de cosas, no podía concentrarse en algo específico. Muchas piezas de un rompecabezas volaban a su alrededor cual logaritmo por descifrar; no podía entender mucho, aunque todo parecía decirle que sí tenía sentido.

"¡Cuidado, idiota!" fue lo que consiguió despabilarle de sus pensamientos.

Cuando regresó a la realidad, se encontró con la novedad de ir cruzando la calle en medio de un semáforo en verde para automóviles; lo siguiente que pudo ver fue una motocicleta viniendo hacia él sin darle tiempo de frenar. Lo siguiente que sintió fue el helado pavimento, mientras unas brazos cálidos lo rodeaban. Un tenue aroma a colonia de ciprés y violeta, lo envolvió. Sintiendo también algo más que no alcanzó a descifrar.

ㅡ Maldición, tienes que cuidar de ti mismo, rata. ㅡmás allá de la exquisita loción, aquella voz que reconoció inmediatamente lo desconcertó.

¿Ricky?

ㅡ¿Eh? L-Lo siento, yo...

Gyuvin enfocó entonces la cabellera rubia que maldecía a la motocicleta que se perdía en lo largo de la avenida.

ㅡ No importa. ㅡvolteó a verlo, chocando su cálida respiración contra el azabache desorientadoㅡ ¿Estás bien?

ㅡ S-Sí, gracias.

Ricky lo soltó para ayudarlo a ponerse de pie, pues el menor no parecía capaz de sostenerse así mismo. El rubio creyó que el susto le había sacado de orbita.

ㅡ Ahora acelera el paso y deja de poner esa cara de tonto porque se nos hace tarde. ㅡescondió sus manos dentro de sus bolsillos y siguió su camino, sin voltear hacia atrás.

¿Qué hubiera sido de Gyuvin si a Ricky no se le hubiera hecho tarde? El mayor no quería ni pensarlo, porque el castaño era tan distraído que necesitaba constante protección al caminar.

« Lo que tienes de altura lo tienes de idiota, Kim Gyuvin. » Pensó, chasqueando la lengua mientras mentalmente se daba un golpecito en la cabeza por lo rojo que se encontraba su rostro.

Por su lado, el castaño sólo veía la espalda ajena con confusión. Sintiendo ese misterioso aroma impregnado en su ropa, haciéndole sentir protegido de alguna forma.