EPÍLOGO

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"El destino está celoso de nosotros..."

El tiempo pasaba increíblemente rápido cuando dos personas se amaban; tres años donde habían reído, llorado y hecho estupideces juntos. Siempre juntos.

Justamente hoy era su mesiversario, cumplían cuarenta y un meses como pareja. Por lo tanto, Gyuvin creyó magnífica idea ir de campo. Después de todo, estaba terminando la primavera. El clima era perfecto, cálido y refrescante. Ambos chicos estuvieron de acuerdo en visitar el monte que estaba a orillas de la ciudad. Habían estado ahí en múltiples ocasiones, pues tenía un mirador espectacular.

¿Lo mejor? Pocas personas transitaban el área.

Por lo tanto, cargando la cajuela con sus sueños e interminables bolsas de comida, emprendieron camino hacia el sitio predilecto para su enésima cita.

Gyuvin había tenido que cargar de contrabando con su mochila, pues ahí llevaba el regalo que le daría al rubio.

En uno de sus variados paseos al centro comercial durante un viaje familiar en Gangnam, encontró en lo más recóndito de la hilera con tiendas departamentales, una tiendecilla de arte. Grata fue su sorpresa al encontrar lápices, acuarelas, colores, óleos y lienzos, todo en tendencia vintage. Fue entonces que no dudó en comprar todo un set para su lindo novio obsesionado con lo clásico. Sí, finalmente Ricky se había decidido por estudiar arte.

Por supuesto que Ricky también había elegido un regalo perfecto para el chico que ocupaba el asiento del copiloto, y era precisamente por eso que un peluche de felpa con forma de gato estaba descansando escondido en su mochila. También le había comprado sus dulces favoritos, los cuales solían ser increíblemente caros y difíciles de conseguir.

Llegaron a la cima cerca de las cuatro de la tarde. El sol comenzaba a bajar, escondiéndose detrás de los edificios en la ciudad -la cual ya estaba a kilómetros de ellos-.

ㅡ Muero de hambre, Ricky-ah. ㅡse quejó el azabache, mientras ayudaba a su novio a bajar las mantas que les servirían de asiento en su estadía.

El mencionado no respondió nada ante la queja, en su lugar se dedicó a sacar uno de los emparedados que habían embolsado.

ㅡ Ten, gang-aji. ㅡno tardó en darle la masa rellena con crema de avellanas y maní.

Gyuvin le agradeció dándole un pequeño pero ruidoso beso en la mejilla, antes de ir a sentarse sobre la manta para comer.

El rubio terminó de bajar el resto, que constaba de sus mochilas y la radio que habían comprado en línea porque "Mira, amor. Es de los años 80's y aún funciona, la necesito". Y al mes siguiente, Gyuvin se la regaló por su cumpleaños.

Ricky tomó asiento junto a su novio, mientras comían emparedados y miraban como las luces de la ciudad comenzaban a remplazar la luz solar que se escondía tras ellos paulatinamente.

ㅡ Mi casa debe estar por ahí, mira. ㅡel menor señaló hacia dónde él suponía debería ubicarse su vecindario.

Un total de treinta veces habían subido hasta aquí y un total de treinta veces Gyuvin señalaba lo mismo a su pareja. También, un total de treinta veces Ricky había volteado en aquella dirección para decir:

ㅡ No, yo creo que está más a la izquierda.

El más alto asintió de acuerdo, mientras se servía jugó de naranja en un vaso.

ㅡ La directora me llamó hace un par de días a su oficina...ㅡinicó relatando el rubio, mirando su emparedado a medio terminar.

De repente, el hambre se le había ido.

Love Gummy - SHIMKONGZ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora