Falling for you ୧ kv

ੈ Capítulo cuatro

4. Hospital.

Los turnos nocturnos no eran sus favoritos, no dormía lo suficiente y tenía que dejar a su pequeño can solo.

La noche aún era joven, el reloj marcaba las ocho con veinte minutos, la hora de su primer descanso de diez minutos, agradecía que fueran considerados con el turno nocturno, al menos podía tener algunos instantes de relajación antes de volver a la marcha.

—Omega, entiende. —bufó con un pequeño abultamiento de labios.

Su lobo estaba un poco —demasiado— insistente en tener la fragancia fresca en su sistema ya mismo, cosa que era remotamente imposible. JungKook había desaparecido de su radar luego de esa mañana, por más que intentara buscarlo en el club o en las calles cerca cuando daba sus caminatas, no lograba volver a verlo.

Su atracción por ese omega era un poco abrumadora, no entendía qué pasaba, por una parte, quería culparse a sí mismo por ser un intenso, pero por el otro solo quería verlo de nuevo.

No estaba enamorado o creía que ese hombre azabache fuera el amor de su vida o vidas pasadas, solo estaba sintiéndose atraído hacia ese tipo con tatuajes y sonrisa burlona.

¿Podían culparlo? Claro que no, estaba seguro de que muchos estarían en su lugar si hubieran tenido una noche como la que ellos dos tuvieron.

"TaeHyung"

—No logró encontrarlo lobito, has sido testigo de que lo he intentado, tal vez solo fue cosa de una noche...

Su omega cortó la conexión y se escondió, claro, huía del problema cuando no había resultados. Ignoró aquello y se dispuso a terminar su panecillo de chocolate, estaba a nada de tener que regresar a la acción, y vaya que los pacientes no paraban en el hospital central.

Quince minutos después, TaeHyung ya estaba con su paciente de pediatría, un pequeño alfa que había tenido un accidente en bicicleta y estaba en recuperación por su fractura de brazo derecho.

—Hola Binnie.

—Hyung.

TaeHyung le sonrió.

—¿Cómo estás sintiéndote? —preguntó. —Necesito que me hables de tu dolor del uno al diez, ¿bien?

—Diez.

El pelirosa frunció el ceño y estuvo a punto de revisar las condiciones de su fractura si no fuera porque la madre omega del niño le dio una mirada severa.

—Está mintiendo, solo lo dice porque YeonJun vino y le dio un beso en la mejilla por soportar un dolor tan grande. —le relató al otro omega.

Kim soltó una risa y suspiró aliviado.

—Binnie, creí que ya habíamos hablado sobre querer impresionar con tu fractura...

—¡No puedo evitarlo Hyung! Yeyo me dio un beso y firmó mi yeso. —señaló su brazo donde las letras de un niño se veían bastante claras en tinta rosa. —¿Lo ve? Se está enamorando de mí.