ੈ Capítulo veinticinco

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Un pedazo de cristal

Cuando el final llega y el punto de partida se ve desde lejos, es cuando la nostalgia golpea con más fuerza

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Cuando el final llega y el punto de partida se ve desde lejos, es cuando la nostalgia golpea con más fuerza.

¿Qué sentido tiene? ¿A caso hay una puerta trasera para escapar de ese sentimiento?

No hay enojo, ni odio, solo la existencia miserable golpeando en cada pared de ese pequeño corazón.

No hay tiempo para seguir llorando porque los segundos quedaron atrapados dentro de un espacio congelado.

Tal vez el problema es él.

Tal vez tenía razón y él tenía la culpa.

Tres días habían pasado desde que JungKook salió por la puerta de su casa, del espacio que había sido su refugio del mundo, su lugar de ilusión donde vivieron esa magia que ya se hacía extinta.

Miraba todo desde su sofá, los recuerdos se visualizaban en cada rincón, las risas, los besos, las promesas, las pequeñas discusiones que tenían. Los reflejos de cada espacio estaban tallados con sus momentos juntos.

Las sobras del último pastel que compartieron. Las tazas vacías de té y los lamentos silenciosos que soltó antes de cerrar el ciclo.

Las patas de Yeontan eran el único aviso de realidad que tenía, su mente estaba atrapada y dañada. Le gustaría poder decir que deseaba dejar de sentir aquel vacío y desilusión que sentía, pero mentiría, porque dejar de sentirlo era dar por olvidado a JungKook.

Él no quería dejarlo ir.

No quería dejar de sentir, no quería que su presencia dentro de su sistema desapareciera.

Las lágrimas volvieron a bañar su rostro y por fin pudo soltar ese grito de dolor que le llevaba atrapado hace días.

—¡¿Por qué?! —gritó. —¿Por qué te fuiste? ¿Qué quieres que haga? ¿Qué debería hacer para que vuelvas?

Trató de limpiar sus lágrimas inútilmente, estaban saliendo sin permiso ni restricción, vaciando el dolor.

—¿No dijiste que yo era para ti? ¡Me mentiste todo este tiempo! —estaba desesperado, triste y tal vez por fin reuniendo el valor para enojarse. —¿Qué es lo que quieres? ¿Quieres que te odie?

Tomó el marco con una foto de ambos y la apretó entre sus manos, quería romper el cristal, meterse en ese recuerdo, y quedarse atrapado en la utopía.

—¿Cómo podría odiarte cuando te amo tanto? ¿No me amas igual?

Nunca dolió tanto hasta ese momento, porque nunca se había enamorado hasta que conoció a Jeon JungKook. Porque los latidos de su corazón iban de la mano con ese omega que parecía odiar al mundo, pero en realidad era un joven lleno de amor.

Falling for you ୧ kv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora