Sean
No sé qué carajos le pasa a esta familia, pero algo parece querer incrustarse en mi mente luego del grito de su hija menor. Así que decidí escaparme del ojo de Clarissa en busca de paz y quizás algún recuerdo.
Lo primero que hice fue robar una camioneta y eso de conducir ni siquiera fue un problema, solo prendí motores y terminé vagando hasta llegar a la azotea de un edificio abandonado. Nada vuelve a mi mente, pero el lugar parece traerme calma.
Las preguntas se arremolinan en mientras observo los rascacielos y el cómo la ciudad nunca deja de moverse, a pesar que yo solo regreso en contra del reloj.
¿Por qué Nicolás dice que Emma era importante? Lo único que deduzco, y según lo que he preguntado, es que a falta de amigos terminamos siendo solo nosotros dos. «Para ella es cómo si sus dos rocas se hundieron y deben recuperar ese lazo»
Lo que sea, dejando de lado las recomendaciones del doctor, también quisiera saber el significado de tantos tatuajes. Deben ser como cien y eso ya no es normal.
Tengo un fruto prohibido y quien sabe qué más grafitis por mi cuello, ayer que fui al mall y pasé por los baños solo me acordé de mi al estar todo rayado.
¿Y qué coño hice para que alguien me disparara? Siguen diciendo que protegí a su hija en un atraco, pero no tiene sentido, primero dejas que te roben antes de dar tu vida.
Aún así, debería dejar de atormentarme, no hay recuerdos, no existe un tal Sean Davies.
Me restriego la temblorosa mano por el rostro antes de disponerme a volver a la mansión. Una vez en el auto marco la dirección que anoté en el GPS y empiezo a manejar por los llegares menos transitados.
Los minutos llegan a la hora y los textos de Clarissa se multiplican, a veces pienso que Nicolás debió llevarse a su esposa con el.
Mother
¿Estás bien?
¿Dónde estás?
¿Por qué no me respondes? Se que lees los mensajes.
Bueno, se supone que puedo salir sin supervisión, pero parezco un jodido prisionero, me sigue hasta en la casa. Nada más falta que me instale un chip de rastreo.
Lo que no me explico es que entre más pasan los días, mi odio por ella incrementa. Tal vez solo no me gusta que se metan en mis asuntos, y ella vive en mi nuca.
Una vez en la mansión dudo en bajarme, puesto que camionetas ajenas están cerca a la entrada y es estando en el vestíbulo que escucho voces provenientes de la sala.
—¿Sean? —pregunta aunque hice un esfuerzo en cerrar la puerta con cuidado —. ¡Ven aquí, por favor!
No me deja de otra más que acercarme, en el lugar se encuentra una señora de su edad junto con la hija tomando el té y charlando cómodamente.
ESTÁS LEYENDO
Tormento Inmoral [+21]
Teen FictionDisparos. Sangre. Muerte. Todo pecado tiene penitencia, y por ello la desgracia ha caído sobre los Davies, dejándolos en el ojo del huracán se ven obligados a atenerse a las consecuencias de su depravación. La pequeña Emma, devastada y con el cora...