Sean
La ira me corroe tanto que tengo que tomar la puerta y azotarla con intenciones de llamar la atención. Las especulaciones no tardan, jadeos de sorpresa y murmullos llegan a los oídos de todos mientras que ella se digna a voltear. Ahí está, aquella musa de ojos apagados me obliga a tragar grueso.
— Detengan esta pendejada.
Soy tan firme que ya todos han puesto sus ojos en mí.
Emma me observa como si fuera un fantasma, su rostro palidece mientras que aquel niñato frunce el ceño en confusión, claro que no pierdo mi tiempo entrando en detalles.
— Ya era hora —se queja el ruso, aunque no deja de sonreír —, pensé que me tocaría interrumpir esto.
Las personas le dedican una mirada de extrañeza.
— ¿Quién es él? —cuestiona el del altar.
— ¿Qué no me ves acabando con esta farsa?
Aprieta la mandíbula junto con el agarre en sus manos, lo que me da un tic.
— Sean...
Aquel susurro me hace volver la vista a ella, quien no parece creer mi presencia, pero aquí estoy.
Esto es como si me atropellaran, no sabía que escuchar su voz me iba a afectar tanto. Mi nombre en su boca y causando tantos estragos en mi interior me hace aferrarme a mi conciencia. Se deshace del agarre del hombre para enfrentarme.
Bajo la mirada a sus pechos y lo más lógico que logro formular es romper el vestido para luego reafirmarle en cada posición que es mía, quiero estamparle que ya recordé todo lo vivido y volverá conmigo.
Su vientre me grita que ya van más de cinco meses, meses perdidos y todo por mi culpa...
— No te casarás, no con él, enana.
Saboreo el apodo que le puse, cosa que parece destruirla, sus ojos se quiebran en lágrimas y lucha por retenerlas. Atesoro cada momento en que su mente trabaja, cada emoción pasa por su rostro, desde confusión hasta el dolor de no ser capaz de apartar la mirada.
Y de esto soy yo quien recibe los efectos secundarios, reflejo su mismo dolor por todo lo que ha hice pasar.
— Sal de ahí, Emma.
Que no podría soportar verte con otro hombre, ya no puedo.
Aparto la mirada para recorrer el lugar, la parte de nuestra familia está casi vacía, su amiga, que también está embarazada, me sonríe como una maníaca y presiento que en cualquier momento saltará sobre Emma para empujarla a mí.
Mi tía y prima no pueden creer esto, Shane luce aliviado junto con Konstantin que ahora sonríe de manera torcida, mi padre hace lo mismo, pero mamá es una historia diferente.
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Tormento Inmoral [+21]
Teen FictionDisparos. Sangre. Muerte. Todo pecado tiene penitencia, y por ello la desgracia ha caído sobre los Davies, dejándolos en el ojo del huracán se ven obligados a atenerse a las consecuencias de su depravación. La pequeña Emma, devastada y con el cora...