Emma
Me siento como una bomba de tiempo, pues en menos de un mes daré a luz, aunque las cuestiones familiares me mantienen alejada de esos pensamientos.
Nicolás no volvió a aparecer en ningún medio, pero tampoco responde llamadas, ni siquiera recibe los mensajes. Según las empleadas, ya no vive en la mansión, y el que se haya esfumado me tiene con los pelos de punta, no puedo con la idea de que un día tomaré una llamada y será la policía para pedirnos identificar un cuerpo.
Por otro lado, Shane ha creado su propia burbuja, al prácticamente, vivir entre negocios. Su rutina se basa en llegar borracho a la madrugada, cambiarse, y volver a sus actividades.
Su esposa no lo busca, le confesó a su hija, que aunque sufra por la partida de su hermana, desde hace mucho debió aceptar la pérdida de un Shane que nunca fue suyo.
Y me cuesta vivir con ello, pero ya no queda nada del Sean que me sorprendió en la oscuridad hace casi un año. Me alegra que su salud mejore, el problema es que estuvo medio año creyendo que era otra persona, y para completar, ninguno cuenta con padres en los que apoyarse.
Hemos implementado una rutina para salir del vacío, y si se requiere fingir-
Bueno, eso es algo que ya hacen.
Cada espasmo nervioso se ha reducido, ahora debo mortificarme por su adicción a los calmantes. Pudo haber dejado de tartamudear, pero la culpa no me va a dejar en paz, si no hubiera ido de perra con Eliot, esto no estaría pasando.
—¿En que tanto piensas? —suelta, vuelvo a la realidad para encontrar una sonrisa pícara—. Deberías ayudar a tu contratista.
El doctor me permitió volar, así que me asenté con él en Londres, donde ya tenía una vida. Tuve que renunciar al campus, y con su ayuda, empecé el primer año de mi carrera en línea.
Debería ser pan comido, teniendo en cuenta que es un profesional en su área.
Volviendo al hombre, se mantiene flexionado, mientras arma una de las cunas. Sus cejas se encuentran en el medio a medida que avanza con las instrucciones, luce demasiado sensual para su propio bien.
—¿En que le puedo servir, señor?
Sigo su juego, desde el marco de la puerta.
Hace el destornillador a un lado para observarme con perversidad, sus labios se curvan en una sonrisa de medio lado.
—Oh, ya sabes —me regala una expresión inocente—. Puede que necesite que alguien me sostenga el martillo.
Devuelvo la sonrisa al empezar a acercarme, mis manos no dejan mi espalda baja, y tomo la silla a su lado.
—¿No es tan fácil como parece?
—Deberías ver estas instrucciones —bufa—. Ni siquiera explican donde meter los tornillos.
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Tormento Inmoral [+21]
Teen FictionDisparos. Sangre. Muerte. Todo pecado tiene penitencia, y por ello la desgracia ha caído sobre los Davies, dejándolos en el ojo del huracán se ven obligados a atenerse a las consecuencias de su depravación. La pequeña Emma, devastada y con el cora...