Capítulo 51

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Pov. Jennie

Cada día despertaba más feliz y agradecida.

Mi vida no era perfecta, pero al menos se estaba arreglando bastante bien. En la escuela, todos los niños parecían felices con los proyectos que estábamos haciendo y su alegría se notaba al salir y contarles a sus padres lo que habían logrado.

Mi trabajo iba bien y mi vida personal también. Lisa y yo teníamos ya seis meses saliendo, conociéndonos y en general avanzando como una relación "normal".

Al principio, no creí que durara tanto esperándome porque en verdad es impaciente, pero debía reconocer que con cada día que pasaba, ella me demostraba de verdad estar comprometida a mostrarme su cariño, lealtad y confianza. A mi ritmo, así fuera muy lento. Sin presiones, sin angustias y diría sin dramas, pero enfrentaba una pequeña rabieta suya, cada vez que hablaba con Irene y ella terminaba molestándome, con sus mensajes en doble sentido, como siempre.

Aunque no podia quejarme. Hasta esas rabietas me parecían adorables. Con sus pucheros infantiles y la frente fruncida en una expresión que lejos de ser molesta, era la persona más tierna del mundo. Y era un lado que probablemente no se lo había mostrado a nadie más que a mí.

En verdad había cambiado. Digo, sigue viéndose igual de imponente y preciosa cómo solo Lalisa Manobal puede verse, pero al menos estaba más abierta a conocer gente, ser considerada con los demás y conmigo, se volvía un gatito tierno.

Hacía cosas que jamás creí posibles verla hacer, como ayudarme a decorar mi salón subida en una silla, porque aunque me sacara una cabeza de altura, ninguna de las dos alcanzaba hasta el techo. O quedarse conmigo hasta muy tarde ayudándome a cortar y preparar mi material para los niños más pequeños.

Ella se quejaba que no podía ir derecho y que seguro había repetido en kinder por eso. Asi que sobre mis rodillas, le volví a enseñar como si fuera una pequeña niña.

Pareciamos apenas adolescentes descubriendo el amor a manita sudada y aunque parezca gracioso, estaba siendo lo más romántico del mundo.

Pasamos días enteros en maratones de películas que ella no había visto y eran un sacrilegio no verlas con un buen bowl de pop corn y dos tazas de cappuccino enormes. Harry Potter, el señor de los anillos, las crónicas de Narnia y Alicia en el país de las maravillas, nos quedaron chiquitad para todos los fines de semana que pasamos juntas con Kuma y a veces con Woonie también.

Y la pintura... Podía pasar horas dibujando y poniendo color a estos nuevos sentimientos. Las mismas horas que ella pasaba trabajando a mi lado todas las tardes.

Iniciamos una rutina en la que mi departamento se convirtió en nuestro nuevo "lugar". Y no es que no quisiera volver al suyo, pero supongo que se acomodó así de alguna manera y a ella parecía no importarle que literalmente fuera del tamaño de su sala de estar. Lo único difícil, era la despedida cada noche.

Jisoo se reía diciéndonos que parecíamos madres "divorciadas" con tenencia compartida porque a veces Kuma se resistía a irse y ninguna de las dos podía decirle que no.

Supongo que en su cabecita no entendía porqué debíamos separarnos, si antes vivíamos todos juntos. Y yo misma estaba empezando a plantearme, pedirle una de estas noches que no se fuera más. A estas alturas mi cuerpo empezaba a extrañar el despertar en sus brazos.

El celular suena y veo el rostro de Lisa sonriéndome.

ꟷVamos, mi amor, ya llegó tu mamá ꟷle aviso a Kuku agarrando su correa y él camina dando vueltas, feliz mientras respondo el celular.

ꟷHola, Bebé. Estoy abajo ꟷme saluda con su voz suave y mi corazón empieza a latir como el bobo enamorado que era.

ꟷya te vi ꟷrespondo de verdad encontrándola justo al frente, con un conjunto de infarto.

OH MY ROOMATE! | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora