Capítulo Final

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Pov. Lisa.

Muchos dicen que la felicidad te encuentra en el momento menos pensado; otros, que no se encuentra, que más bien se construye con el tiempo y se mantiene con constancia.

Por experiencia propia puedo decir que ambos tienen algo de razón. Aunque con un pequeño detalle.

Hoy, exactamente hace un año y medio, mi felicidad literalmente me atropelló con un carrito de compras en el día menos pensado. Y lo recuerdo como si fuera ayer. El golpe en el costado no me había dolido, pero mi ego quedó herido y esa era la principal razón por la que en un principio, me negué a reconocer que Jennie me gustó desde el primer instante.

Con sus ojos de gato tan hermosos y llenos de anhelo como el amanecer. Su cabello lacio y largo... Sus labios gruesos y en forma de beso... Los mismos labios que me hicieron soñar con ellos, besándolos, recorriendo mi cuerpo y llevándome a límites muy difíciles de aceptar en voz alta.

En ese momento no sabía la locura en la que entraría mi vida y el vuelco tan grande que daría por causa de esa hermosa e irritante mujer. Tampoco que se convertiría en mi talón de Aquiles y me tocaría luchar contra todo, incluso contra mi misma, para llegar a este punto de enorme alegría y paz absoluta a su lado.

Verla dormir plácidamente entre mis brazos, ser capaz de abrazar su cintura cada noche y oír el latido de su corazón en su pecho, no lo cambiaría por nada del mundo.

Ella fue la única capaz de ponerle colores a mi vida en la que solo reinaba el blanco y negro. Me enseñó el verdadero valor del amor y la confianza, a ser mejor persona, pero sobre todo a ser paciente, cosa que es un logro excepcional para alguien como yo.

Rosie se burlaba de mi, porque ahora tenía mi lista de prioridades bastante diferente a la que ella conocía y aunque no estoy orgullosa de como manejaba mi vida antes, podía decir que me funcionaba. Trabajo veinticuatro siete, salidas de vez en cuando y 'citas' fugaces cada que me sentía desbordada.

Ahora, después de haber encontrado a mi compañera, esa vida me resultaba bastante frívola y aburrida. Aún cuando nuestra idea de diversión era quedarnos toda la tarde abrazadas en el sillón con Kuma, comiendo y viendo una película de las que ella ama y yo he aprendido a amar también.

Incluso podía sentir el trabajo más ligero, porque mi ánimo era mejor, cosa que mis empleados empezaron a notar y encontré que antes, ellos no sonreían. No sé si por mí o por Mariela, pero lo lúgubre que antes se sentía la oficina, se había ido.

Aunque claro, vino una usual ráfaga de preguntas y murmullos la semana siguiente de presentar a Jennie como mi esposa. Al parecer la noticia se habia extendido y algunos aún lo estaban dudando. Sinceramente me daba exactamente igual que lo creyeran o no, y tal vez fue algo apresurado seguir ese juego, pero fue divertido y muy lindo referirme así a mi mujer.

Quién sabe, tal vez en un par de años eso se cumpla y se vuelva realidad. Aun cuando ella me vuelva loca con su terquedad y queriéndome dar la contra siempre. Yo podía ceder siempre que eso la hiciera feliz, pero habían límites.

Como el de esta mañana que nos llevó a nuestra primera gran pelea, desde que lo nuestro se volvió formal hace un par de meses.

Y no es excusa, pero en mi defensa, yo no quería pelear. De hecho el día había comenzado de lo más normal posible. Ambas desayunado en la cama mientras reíamos porque estábamos planeando su no cumpleaños para compensar el recuerdo de cuando nos conocimos, pero su estúpida amiguita llegó como Pedro por su casa, usando una llave que no sabía que le había dado y diciendo que se mudaría ahí, porque había decidido irse a vivir a Nueva York.

OH MY ROOMATE! | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora