Capítulo 1

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Williamsburg - New York
9:52 a. m.

Ruido, caos, desorden y mucha gente.

Algunos me dijeron que estaba loca por mudarme aquí, más aún viniendo de un lugar que de por sí ya era caótico. ¿Pero que puedo decir?

Era Nueva York después de todo y aún con todo lo malo que se dice de esta ciudad, era el único lugar en el que podía imaginarme cumpliendo mi sueño y no había artista en el mundo que no quisiera llegar aquí al menos una vez en su vida. 

Yo no era diferente.

Me había costado muchísimo decidirme y estar aquí ya era un paso enorme. Me moría de miedo y tenía la ansiedad al limite, pero también estaba muy emocionada. Tanto que no podía dejar de ver las calles por donde íbamos pasando a través de la ventana.

Hace un par de años había venido aquí por primera vez con mi mamá y mi hermana. Quedé fascinada con todo, pero las imponentes galerías de arte contemporáneo robaron mi corazón.

Claro que aquella vez apenas salimos de Manhattan y conocimos partecitas de Queens.

Ahora yo estaba en Brooklyn y el paisaje de concreto era totalmente diferente de este lado de la ciudad. Habían contrastes bastante marcados respecto a los otros sitios que había visitado. Los colores de las paredes estaban más encendidos y tenían más vida, pero no todos los edificios se veían imponentes y colosales. Algunos incluso parecían ser un peligro por su aspecto descuidado.

Suspiro.

Esperaba no haberme equivocado con el distrito que elegí. Mi nuevo trabajo estaba a solo 40 minutos de aquí en tren y aunque mi sentido de la orientación era un verdadero desastre, mi bolsillo no podía pagar los exorbitantes alquileres en centro de Manhattan.

De por sí mi plan para hoy implicaba conocer mi entorno y tratar de no perderme. Aprender el camino hasta mi nuevo trabajo y la forma más económica de sobrevivir hasta tener mi primer sueldo, porque con lo que costó el alquiler de mi nuevo apartamento me había quedado prácticamente en banca rota.

Incluso empezaba a dudar de si había tomado la desición correcta al haber hecho todo el trámite en línea. Mi mamá había insistido en que no era una buena idea y yo de terca quise cerrar todo antes de llegar, para al menos tener esa tranquilidad, pero mientras más se acercaba el día del viaje... no sé...

El bichito de la incertidumbre me corroia por dentro. Más aún sabiendo que ese sería mi hogar por al menos los próximos 6 meses que había tenido que pagar por adelantado.

Quería llegar ya y quitarme ese peso muerto de encima, pero claro si hay algo que no cambiaba en ningún lugar de esta enorme ciudad era el tránsito. Horrible, caótico y atestado.

Según el Waze ya estabamos a cerca. Ojalá el viaje dure los 10 minutos que dice la aplicación. Por lo pronto aprovecho para reconocer ciertos lugares que vi en Google maps con la esperanza de memorizar sitios particulares para guiarme.

Si todo era como pensaba, podría bajar hasta este sitio caminando para hacer la compra. Más abajo habría un pequeño muelle y justo después el restaurante italiano casero que al parecer era muy popular en instagram.

El taxi avanza unos metros más.

Si ahí estaba el muelle. Ahora estaba atestado de niños divirtiéndose y parejas comiendo helado. Pero tal vez pudiera darme una vuelta al atardecer, en Pinterest se veía hermoso, pero en vivo... Cobraba una vibra totalmente diferente.

Una sonrisa aparece en mi rostro. Podía imaginarme viniendo después del trabajo. Parecía un buen sitio para sentarse a dibujar un rato.

ꟷ¿Le gusta la vista? ꟷoigo preguntar al taxista y regreso mi atención a él.

OH MY ROOMATE! | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora